El Instituto Social de la Marina (ISM) resolverá antes de que finalice este mes el recurso presentado por el marinero onubense, Rafael Vázquez, al que no permiten embarcarse para faenar porque los médicos del ente público los consideran “no apto” para subirse a un barco por su problema en el habla, según ha informado El Mundo de Andalucía en una noticia firmada por el periodista José Carlos Aguado.
En la información de El Mundo Andalucía consta que así se lo ha comunicado este jueves el director provincial del ISM al presidente de la Fundación Española de la Tartamudez, Adolfo Sánchez, á través de una conversación telefónica. “Aunque el instituto tiene plazo para resolver el recurso hasta finales de octubre, éste se resolverá antes de que acabe este mes y aunque no me han dicho de que el resultado será favorable, estoy seguro de que va a ser así”, ha señalado Sánchez.
El presidente de la Fundación de la Tartamudez ha explicado a EL MUNDO Andalucía que una de las razones principales que le permiten ser optimista respecto al resultado final del recurso es que ha “puesto en conocimiento” del ISM de Huelva el acuerdo del Consejo de Ministros del 25 de octubre de 2005 por el cual se anula la tartamudez como causa de exclusión de cualquier convocatoria de empleo. “El ministro de Trabajo fue quien firmó esa orden ministerial hace ya seis años y manda huevos que un organismo propio la desconozca”, ha espetado.
Por su parte, el pescador onubense, Rafael Vázquez, ha recibido con emotiva satisfacción y alegría esta buena nueva y se muestra confiado en que la resolución del ISM le será favorable. “Estoy contento. Creo que esto se va a solucionar y que me permitirán ir a trabajar en aquello que he hecho desde chiquitito”.
Rafael, de 34 años y vecino de la localidad pesquera de El Rompido, ha agradecido la labor realizada por la Fundación Española de la Tartamudez, ya que a su juicio “su apoyo ha sido crucial para tratar de solucionar este caso de discriminación en toda regla y para que ni yo ni mi familia nos sintiéramos tan solos en esta batalla en la que pensábamos que nadie nos iba a echar una mano”. “Ahora lo que espero es que lo que me ha pasado a mí no le vuelva a ocurrir a nadie más”, ha señalado orgulloso.
Aunque todo parece indicar que el ISM dará marcha tras y concederá a final de mes el permiso necesario para que Rafael pueda embarcarse en un pequeño buque de trasmallo de su pueblo, el presidente de la fundación ha advertido de que si la resolución incide en “marginar” a este pescador por su tartamudez “presentaríamos una demanda ante los tribunales contra el Instituto Social de la Marina ya que sería injusta y fuera de toda legalidad porque superó todas las pruebas para la obtención del carné oficial de marinero pescador y está claro que por la tartamudez no pueden excluirlo”.
“Creo que esta injusticia llevada a los tribunales ordinarios o al juzgado de guardia, el Estado se vería obligado a reparar esto incluso económicamente, porque el daño moral que se le ha hecho a Rafael es muy grande”, ha sentenciado.
En EL MUNDO
El pasado 7 de agosto, el marinero onubense Rafael Vázquez denunció, a través de las páginas de EL MUNDO Andalucía, que el ISM de Huelva le ha denegado el permiso para embarcarse porque el certificado médico, fechado el 12 de abril, no lo considera apto por su tartamudez.
Pese a que todos sus parámetros son correctos (analítica, electrocardiograma, exploración física, etc.), en la valoración general, los médicos hacen reflejar su “tartamudez intensa” y su “comunicación verbal difícil”, un hecho que no le ha impedido trabajar antes en los más diversos oficios: forjador, albañil, miembro de Protección Civil durante 12 años, en una gasolinera para barcos o en un varadero.
Según narra el marinero onubense, que también ha elevado una queja al Defensor del Pueblo Andaluz, “en cuanto el médico del ISM me vio entrar, ya sacó a relucir mi tartamudez y al entregarme el resultado, me dijeron claramente que no era apto por ser tartamudo”.
Rafael Vázquez sostiene que la certificación médica de “no apto” no se justifica “en base a razones objetivas y científicas, ni en experiencia ni en normativa alguna; no se trata de un diagnóstico, sino del criterio personal de unos médicos que refuerzan su opinión en el hecho de que fuera unánime, a pesar de que no está justificada en términos sanitarios”.
Por el momento, de nada han servido los informes psicológicos favorables que especifican que la tartamudez no es impedimento alguno para que pueda desempeñar su labor como marinero o, incluso, la petición del propio patrón del barco en el que iba a trabajar, que solicitó expresamente que se dejara a Rafael embarcar.