13 diciembre 2024
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Plaza Mora Claros

Ultiman las obras de la Plaza Mora Claros

Plaza Mora Claros
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El Ayuntamiento de Huelva está a punto de terminar las obras de mejora y remodelación llevadas a cabo en la Plaza Mora Claros, con el objetivo de estrenar su nueva imagen para las próximas Fiestas de La Cinta. Esta semana se ultimaban los retoques, quedando pendiente el revestimiento del friso del pedestal del monumento, además de la limpieza del zócalo de la fachada del Palacio de Mora Claros, actual Hogar del Pensionista, que el Ayuntamiento de Huelva se ha comprometido a acicalar, para eliminar las pintadas que presenta, tras acordar la actuación con la Delegación de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, responsable del edificio.

Las obras, con un presupuesto de 170.000 euros, han consistido en la mejora, adecuación y remodelación del espacio público existente entre la calles Cardenal Albornoz, Botica y Puerto, con el propósito de crear un pequeño espacio público dentro de la trama urbana, libre de tráfico rodado, que se convierta en lugar de estancia para los peatones, y sirva además para dar protagonismo al monumento dedicado al Alcalde Mora Claros.

La actuación ha estado condicionada por la presencia de dos edificaciones singulares, la denominada ‘Casa Quintero Báez’, actualmente sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva, que actúa de telón de fondo del espacio público, y el ‘Palacio Mora Claros’, actualmente destinado al Hogar del Pensionista. Se trata de edificaciones incluidas en el Catálogo de Edificios y Espacio Urbanos singulares del Plan Especial del Casco Histórico de Huelva con alto grado de protección.

Además de estos dos edificios, el espacio está presidido por el monumento al Alcade Mora Claros, uno de los primeros del siglo XX en la ciudad, erigido en 1925. Finalmente, también han influido las obras municipales realizadas en el entorno de esta nueva plaza, dentro de la peatonalización de Calles del Centro, suponiendo el final del eje principal de Concepción, desde la calle Berdigón hasta la conocida como calle Botica.

Para comenzar, las obras han supuesto la eliminación de todos los elementos que distorsionaban el entorno urbano, potenciando la línea de arbolado perimetral a la plaza, para aportar mayor nitidez al monumento y los edificios protegidos. Además, se ha conseguido ganar amplitud y garantizar la evacuación de las aguas pluviales hacia la calzada, reforzada con la instalación de sumideros lineales para su recogida.

El diseño del pavimento sigue la misma línea que el utilizado en las Calles del Centro, apostando por una gran superficie continua, que corre paralela al monumento y a la fachada del actual Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva. Esta dirección potencia la anchura del espacio peatonal y la perspectiva de la plaza. Con el objetivo de aportar aún más presencia al monumento a nivel del peatón, se han eliminado los setos que rodeaban al mismo, para que sea el propio pavimento el que potencie el monumento. El acceso al Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva se ha realizado con pequeñas rampas paralelas a la fachada, que salvan el desnivel, con una rampa perpendicular al edificio, que crea un espacio previo a la entrada de este edificio, totalmente accesible y sin barreras arquitectónicas.

El pavimento utilizado es de mármol crema, similar al colocado en el resto de calles del centro, combinado con piezas de mármol ámbar colocadas en dirección paralela al monumento. Con ello se ha conseguido un efecto que amplifica el espacio, utilizando un color claro de fondo, que sólo se altera con algunas piezas de color y de mobiliario urbano, consistente en bancos de mármol macizo.

Para la iluminación del conjunto se ha optado por luminarias empotradas en el suelo, como si el propio pavimento desprendiese la luz de forma aleatoria. Mientras que la jardinería se ha limitado a la plantación de naranjos en alcorques revestidos de chino blanco, para reforzar la linealidad en el perímetro de la plaza,

En la actuación, destacan especialmente las tareas realizadas para la restauración del monumento de Mora Claros. En este sentido, se ha llevado a cabo una limpieza exhaustiva de la piedra caliza con medios manuales, aplicando después un estabilizador que protege la superficie de la intemperie. Asimismo, se han repuesto las piezas rotas, defectuosas y perdidas y se han abrillantado todos los detalles de bronce existentes.

HISTORIA DE LA PLAZA

El actual edificio del Colegio de Arquitectos es producto de la fiebre edificadora de principios del siglo XX en la capital. El edificio domina el espacio de una de las calles más importantes de la capital. Esta suntuosa casa la diseñaron los arquitectos Gonzalo Aguado y José María Pérez Carasa en 1916 para su propietario, el entonces alcalde Juan Quintero Báez, como vivienda familiar. Se trata de una de las viviendas burguesas que más sobresale en la isleta que domina toda la vía, dándole un perfil renovado a la calle Puerto a principios del siglo XX, en una época de prosperidad para la ciudad. La casa de Quintero Báez pronto será conocida en Huelva como ‘la Casa del Millón’, porque según las crónicas populares fue el precio que costó en aquella época la nueva vivienda.

En cuanto al Palacio de Mora Claros, se trata de un palacio de principios del siglo XX diseñado por el arquitecto Moisés Serrano y Mora en 1912, siendo reformado en 1919 por Pérez Carasa, quien le daría la belleza que hoy ofrece. El Palacio nació como consecuencia de la aparición de una burguesía acomodada por el desarrollo de la minería, y junto al actual Colegio de Arquitectos, la casa de Antonio Checa (actual sede de la UGT) y el desaparecido ayuntamiento, conformarían el gran espacio urbano de la Huelva de principios del siglo XX. Exteriormente, el palacio es más sobrio y moderado, pero dentro de su discreción destaca el torreón de estilo francés que remata la fachada (el seísmo de 1968 acabó con él, pero se reconstruyó en 1997 tras la restauración efectuada en el edificio por el arquitecto Carlos Barranco Fernández de la Maza), así como los cierres de hierro forjado y los balcones.

El Palacio actual resulta de la unión de tres casas: en un principio ocupaba la esquina del edificio que hoy conocemos y con el tiempo se añadió la casa colindante de la antigua calle Botica y la de la calle Puerto. Su propietario, Antonio de Mora Claros, compró también la casa sobre la que se sitúa la isleta donde hoy se alza su monumento. La intención era la de obtener un lugar que le sirviera de cochera y garaje. Pero poco más tarde decidió vendérsela al Ayuntamiento para poder hacer un ensanche en ese cruce de calles que entonces era un paso angosto y estrecho.

La emblemática calle Puerto, importante zona arqueológica de la ciudad, era primero el camino hacia el puerto de la ciudad (de ahí su nombre), y comunicaba la zona baja de la población con la zona alta del castillo de los Condes de Medina Sidonia. A partir del siglo XIX se convertiría en la arteria más importante de la vida pública de la ciudad con el traslado del Ayuntamiento de Huelva, en el lugar que hoy ocupa el pasaje Manuel Machado.

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