Cuando pasen los años, en los libros de historia del Decano aparecerá su nombre en una posición destacada por número de partidos. Su recuerdo estará asociado a trabajo, entrega y compromiso. Habrá menos acciones brillantes en la mente y goles de relumbrón que escenas de sacrificio y derroche físico. Aitor cumplirá el próximo sábado en Barcelona 250 partidos con el Decano en la Liga. Una cifra redonda que viene confirmar el papel destacado que ocupa el vitoriano en la época reciente del equipo albiazul.
Desde que llegó en la campaña 2.004/2.005, su presencia en el once inicial fue una constante con todos los entrenadores. Por el banquillo recreativista pasaron Quique Hernández, Marcelino García Toral, Víctor Muñoz, Manolo Zambrano, Lucas Alcaraz, Javi López, Raúl Agné, Pablo Alfaro, Carlos Ríos y actualmente Álvaro Cervera. Una decena de técnicos que confiaron en la polivalencia y la regularidad del vasco para que ocupase un puesto en sus alineaciones.
Su presencia por temporada supera la treintena de partidos, tanto en Primera como en Segunda División. La última presencia del Recre en la máxima categoría fue en la que menos protagonismo tuvo 30. En cambio, a la siguiente participó en 39 de los 42 encuentros de la competición liguera. En total acumula ya 249 choques como recreativista. De ellos, 146 en Segunda División y 103 en la máxima categoría.
Llegó en la campaña de Quique Hernández. Sufrió la irregularidad del equipo albiazul en una temporada en la que faltó poco para que el conjunto hubiese logrado el salto de categoría pese al ambiente enrarecido que persiguió a los recreativistas. En las dos siguientes vivió sus mejores momentos como futbolista. Con Marcelino García Toral brilló con el equipo que mejor fútbol practicó sobre el Nuevo Colombino en los últimos tiempos. A partir de ahí siguió contando para todos los técnicos sin excepción.
Durante estas siete temporadas que lleva en el Recreativo, la presencia en el campo de Aitor no se tradujo en una aportación goleadora destacada. Nunca fue su mayor recurso el acierto de cara a la portería contraria. Sólo en la del regreso a Segunda se quedó sin marcar un tanto al menos, aunque su mejor registro fue de dos dianas. Las consiguió en la de su debut como albiazul con Quique Hernández, en la última en Primera División, curiosamente la que menos participó y en la pasada con Pablo Alfaro y Carlos Ríos.
A lo largo de este tiempo no sólo compitió en la Liga, sino que siguió siendo habitual en la Copa del Rey. En el torneo del KO disputó 16 partidos. De esta forma la cifra definitiva se eleva a 265. Así, en caso de mantener su aportación anual podría rozar esta campaña los 300 encuentros disputados al final del campeonato.
Aitor llegó a Huelva en la temporada 2005/06 y siempre ha sido un ejemplo de profesionalidad y buen hacer tanto dentro como fuera del terreno de juego convirtiéndose en un icono de la afición. Son de esos jugadores de club que siempre mantienen el mismo nivel de regularidad. Curiosamente en estos últimos años, no dábamos nunca al vitoriano como titular, pero siempre superó la treintena de partidos. Son de esos jugadores rentables porque apenas se lesionan y juegan muchos partidos. Y su titularidad no ha sido obra de un entrenador, ni de dos, sino que han sido todos los que en estos años pasaron por el decano.
Aitor podrá tener más o menos virtudes que otros, pero en compromiso y profesionalidad no le gana nadie.
Hay un factor humano que el Club debe seguir cuidando para el nuevo proyecto de 2011. Jugadores de estas características deben formar una mayoría absoluta dentro del vestuario. La renovación de Aitor no ha supuesto ni cinco minutos de dialogo. Él conoce la casa y sabe las limitaciones económicas que el club tiene. Prefiere la garantía de un cobro mensual que la incertidumbre que supondría firmar por otro club que no le garantice el pago. La decisión del consejo me parece plausible desde todas las vertientes. No tengo más remedio que hacer esta oda a un jugador que no ha dado ni un solo problema en siete años. Un hombre honesto que da importancia a los valores humanos.