Los monjes budistas han escrito su propia historia. Sus historias se han convertido en leyenda. Bonze era el nombre que recibían en francés. Durante la ocupación de Indochina, en la turbulenta guerra de Vietnam, los monjes decidieron entregar su vida en acto de protesta. Thich Quang Duc fue el primero en quemarse vivo, el 11 de junio de 1963, en una concurrida calle de Saigón. La persecución a los budistas fue su combustible y la rabia su cerilla. La lucha contra la opresión que sufrían se convirtió en sacrificio para hacer ver la luz a un mundo de nieblas y sombras.
Mientras Thich Quang Duc era devorado por las llamas, los gritos del gentío rompieron el silencio del monje -bonze- que se mostró impertérrito ante el dolor de su carne calcinada. Sus restos fueron incinerados y cuentan los presentes que su corazón permaneció intacto; sacro corazón desde entonces. Quemarse a lo bonzo es la forma actual con la que recordamos este triste episodio, repetido a lo largo de la historia por aquellos que se rebelan ante el tirano.
Estamos carbonizados, algunos indignados confesos; las revueltas que se extienden traspasando las fronteras son el germen de un cambio de ciclo. Banderas que se consumen por el fuego; inmolaciones en nombre de dioses magnánimos, escaparates ardiendo en las calles de capitales europeas, un Oriente Próximo en permanente hoguera que contagia al continente africano. Cenizas que empiezan a cubrir los palacios presidenciales. El mundo ha implosionado.
Los que manejan nuestros destinos no tienen más oportunidades. Sus pugnas internas, sus medias verdades, su falta de escrúpulos, sus miradas perdidas en problemas pueriles y su persecución a los insurrectos, los han hecho vulnerables ante una sociedad que clama. Desempleo, pobreza, hambruna, epidemias, matanzas, enfrentamientos por la tierra, el agua y la oración. Cada pueblo tiene sus razones bajo sentimientos comunes de desazón y rebeldía.
Dentro de poco tiempo se cumplirán 50 años de la imagen de Thich Quang Duc en llamas. Todo se desmorona y a nadie parece importarle. Seguirán en el trono hasta que la furia llegue a sus puertas y, será entonces, cuando se escondan en su búnker y dejarán que nos matemos unos a otros… quemándonos a lo bonzo.
2 comentarios en «OFF THE RECORD
Thich Quang Duc
[Lorena Martín Montilla]»
Muchas gracias Diego, por tu comentario y por leer Huelvaya y Off the Record. Un saludito
Magnífico artículo. Enhorabuena