La organización ecologista WWF ha alertado de las graves consecuencias medioambientales provocadas por la proliferación de «extracciones ilegales» de agua en el espacio natural de Doñana y advertidas de forma reiterada en diversos estudios como el ‘Informe de Caudales Ecológicos en la Marisma del Parque Nacional de Doñana y su ámbito de Influencia’ elaborado por este colectivo, según informa el periodista José Carlos Aguado en El Mundo.
Para WWF resulta ya una evidencia incontestable que los cerca de 2.000 pozos ilegales existentes en la comarca de Doñana «están desecando el acuífero», un descenso «alarmante» que ha causado una reducción del 90% de su aporte de agua a las marismas y convirtiéndose en una de las «principales amenazas» para los espacios protegidos del Parque Nacional.
La plataforma conservacionista ya ha denunciado ante las administraciones y organismos con Unesco o Ramsar las consecuencias de esta desecación del acuífero de Doñana por los pozos ilegales, entre otras «la desaparición de entre el 60 y el 80% de la vegetación que depende del agua» y la disminución de poblaciones de aves «emblemáticas» más ligadas a este espacio acuático, como el avetoro común y la cerceta pardilla.
En este sentido, WWF ha recordado que en junio de 2009 ya advirtió de que la propuesta de caudales ecológicos para recuperar la integridad ecológica de Doñana «debe ser la propia de su régimen natural de caudales», tal y como está establecido en el marco legal «y lo confirman los estudios hidrológicos y ecológicos realizados al efecto». «En términos cuantitativos supone aportar a la marisma del orden de 200 hectómetros cúbicos en años medios y 80 en años secos», ha precisado.
Ante el grave problema de las extracciones ilegales de agua, la organización ecologista reclama a la Junta de Andalucía que, «de manera prioritaria e inmediata», culmine el proceso de reordenación del espacio agrario en la corona forestal Norte de Doñana.
Para ello exige, entre otras medidas, el traslado de las fincas agrícolas que están situadas en zonas de alto valor a otras menos sensibles y con mejor comunicación, crear corredores ecológicos, fijar un techo para los regadíos, impedir nuevas ocupaciones y garantizar un uso sostenible del acuífero, «sin necesidad de traer agua superficial desde la cuenca hidrográfica del Guadiana y asegurando los caudales ecológicos que permitan la conservación de los espacios naturales del Parque Nacional».