Huelva no es sólo la provincia más occidental de Andalucía, sino el lugar en el que hemos nacido o en el que hemos decidido vivir. Vayamos por donde vayamos por sus comarcas, encontraremos posibilidades de desarrollo y de riqueza, y personas dispuestas a hacer lo necesario para salir adelante. Pero siempre encontramos una fuerza que se niega a nuestro desarrollo frente a otros lugares. La administración provincial, la autonómica, la del Estado…, ninguna se ha volcado en Huelva, ni en nuestros pueblos, ni en nuestra capital.
Además, Huelva pertenece a una realidad histórica, cultural, política y social bastante
unitaria y diferenciada de otros territorios europeos. Enrique Galván, el
recordado alcalde madrileño, se refería a Andalucía, en una antigua edición de
‘El Ideal Andaluz’, de Blas Infante –quien como ideólogo deja bastante que
desear-, como país y yo mismo he defendido esa denominación para Andalucía por
lo que tiene de paisanaje. Dice la Real Academia de la Lengua que país es nación, región, provincia o territorio y, de paisanaje, conjunto de paisanos o la circunstancia de ser de un mismo país dos o más personas.
Huelva es Andalucía y no sólo Huelva y por eso, los problemas de esta
tierra deberían ser analizados y solucionados en el conjunto de Andalucía por
gobernantes que, sean del partido que fuere, piensen y sientan que tanto la
antigua Onuba, como Andalucía y sus gentes, son algo por lo que merece la pena
estar en política. Echamos de menos a personas que quieran hacer eso. Los
políticos onubenses, cuando llegan a Sevilla o a Madrid, dejan de ser nuestros
paisanos para convertirse en siervos de sus partidos o de sus personales
intereses de económicos y de estatus en general.
De los partidos con posibilidades que se presentan a las elecciones
generales, ninguno representa un sentimiento andaluz. Todos son centralistas en
el sentido que siempre antepondrán la marca España frente a la más cercana,
Andalucía. Por qué se produce esto en el caso de Andalucía, frente al
comportamiento de los partidos de otros territorios del Estado, quizás sea más
sustancia para sociólogos que para comentaristas; yo sólo me limito a recoger el
dato para llevarlo a consideración de los lectores y para, desde luego,
criticarlo. Después, me gustará esperar a las elecciones autonómicas para
comprobar qué cercanía a Andalucía muestran esos mismos partidos en sus
programas y en sus discursos.
Lo normal es que los partidos políticos, en elecciones generales, complementen el
programa general redactado por sus organizaciones en Madrid, con aportaciones
locales. Sin embargo, a ninguno se le ocurre hacerlo considerando que la
problemática de cada provincia se inscribe dentro del abandono en el que ha
vivido Andalucía durante largos años.
Anhelamos el cambio y lo esperamos pronto y ojalá, a partir de aquí, se
empiece a entender que Andalucía necesita trabajadores de su causa no sólo en el
Parlamento de Andalucía, sino también en las Cortes Generales. Pero sé que esto que hago es sólo un deseo lanzado al olvido.
1 comentario en «EL LABERINTO
Andalucía y el 20-N
[Javier Berrio]»
Hay que recordar como era Andalucia hace 30 años,creo que hemos cambiado y mucho pero no al ritmo que lo han echo otras comunidades, hay si que llevamos retrasos importantes, ahora bien que ha cambiado por supuesto, vasta solo mirar como estabamos antes y como estamos ahora y en buena parte gracias a nuestro estatuto que ahora se conmemora.
Respecto a la representacion andaluza en el parlamento y senado si es verdad que es inexistente pero, tenemos a un partido EL ANDALUCISTA que bien podria representarnos pero como nadie lo vota todo hace indicar que, la gente parece pensar que el PSOE ha representado bien el andalucismo en estos años de democracia, para finalizar poner de ejemplo la llegada del AVE a nuestra region de la mano de Felipe Gonzalez, fue todo un revulsivo pese a las criticas del Partido Popular, hoy todos lo utilizan, no seria tan mala la llegada de esta infraestructura.