Se entiende como político en estado puro a aquel señor o señora que se dedica al arte del ilusionismo de manera profesional. No se le conoce otra ocupación más que esa, la de ser político, y su currículo profesional suele estar más seco que el ojo de Maillo. En cuanto a la formación académica, la tengan o no, da igual: todos sabemos en qué se ha convertido la Universidad, en una expendeduría de títulos universitarios.
En Italia, un antiguo miembro de Goldman Sachs (hábiles constructores de esta crisis nuestra con la que nos levantamos todos los días) el señor Monti, acaba de formar un gobierno sin políticos. Ni uno solo. Todos personajes de las finanzas o del mundo de la ciencia y la investigación. Los políticos, ajenos a toda la que se ha liado, quedarán cada uno en su escaño diciendo que sí. Culiparlantes, les decía Víctor Márquez Reviriego, maestro de periodistas todavía en activo, onubense de Villanueva de los Castillejos.
En Grecia, otro banquero de la prolífica escuela de Goldman Sachs ha accedido a la presidencia de la república helena, el señor Papademos. Y el Banco Central Europeo está en manos de Draghi, otro que estuvo, o sigue estando, en Goldman Sachs, el banco norteamericano que de manera tan curiosa elaboró y ahora gestiona la crisis europea de la que tanto se queja el señor Obama.
En España, previsiblemente y según confiesa el diario The Times en su edición digital, el señor Rajoy va a romper los pronósticos y ganar las elecciones con mucho mayor margen del que le dan las encuestas publicadas por los periódicos de derechas, cautos y precavidos a la hora de asegurarse el voto de los adictos, de quienes no deben fallar. Don Mariano Rajoy asegura que a él no le va a dar órdenes nadie. Ya veremos que opina Goldman y qué le parece esto a Sachs.
De momento, lo que sí que es seguro, es que el presidente del Partido Popular no va a hacer concesiones a la galería. No llegará a lo de (Super) Mario Monti, pero sí que pondrá gente preparada al frente de unos ministerios que se reducirán en número y serán, nadie lo duda, más eficaces que estos ahora gestionados por pajines, blancos y similares. Los políticos en estado puro, en los escaños de la derecha, no son tan habituales como en los de la izquierda, donde no abundan sino que copan el hemiciclo siniestro. Las cosas puede que vayan, ahora con Rajoy, mejor; pero de salir de esta crisis, vayan olvidándose ustedes.
Los niveles de paro puede que bajen algo, pero no lo suficiente como para que los peones de albañil puedan volver a gritar viva la Pepa, la Juana y la Teresa. No, para tanto no va a dar la previsible salida de la crisis, porque, entre otras cosas, ya nada será igual: El modelo productivo está cambiando, adaptándose a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación que tan vertiginosamente se han aplicado a este sistema liberal y chiripitifláutico en el que la derecha nada tan bien y la izquierda nada también. Por cierto, la recuperada figura incorrupta de Felipe González, el otro día, a la salida de un mitin, se encontró con la desagradable noticia de que lo han cogido cagando en Doñana. No conduciendo sin carné como un delegado juntero del ramo, sino intentando meter gas natural de la empresa de la que es accionista en el subsuelo de Doñana. Un almacén estratégico de gas, vacío después de sacar con una mano todo lo que había en él, gas, mientras con la otra mano impedían que se construyeran los catorce kilómetros mal contados que restan para unir, por el norte del sacrosanto zoológico doñanero, Huelva con Cádiz. Un dilema.
Estos elementos confunden el conservacionismo medioambiental con la conservación de sus cuentas corrientes, y la lucha de clases con la lucha para cambiar, ellos, de clase. Qué gente. Goldman Sachs nos coja confesados.
1 comentario en «EL DUENDE
Sin políticos
[Bernardo Romero]»
Magnífico comentario. Esto nos demuestra una vez más que mientras que en España solo se pidan «responsabilidades políticas» y no penales y civiles, esto seguirá siendo más de lo mismo: quien no sirve pa ná, ¡ a político!.