La presencia de consejeros de la Junta de Andalucía y las visitas de éstos para ver obras o cuestiones similares es directamente proporcional al tiempo que falta para unas elecciones. La cercanía de las autonómicas ha disparado la presencia de consejeros del Gobierno andaluz a Huelva hasta el punto de que este domingo hemos contado con la presencia de dos de ellos, el onubense José Juan Díaz Trillo, que ha estado en Ayamonte, y la consejera de Obras Públicas, que se ha ido a ver las mejoras realizadas en la carretera que une La Palma del Condado y Berrocal. Griñán les ha puesto las pilas a todos los miembros de su Gobierno, en la idea de que la cosa está tan ajustada de cara al 25-M que hay buscar votos hasta debajo de las piedras y no hay domingo que perder.
El problema al que se van a enfrentar los consejeros es que el personal está bastante hasta el gorro de una situación económica de la que se culpa en gran medida al ejecutivo socialista, no tanto por ser su causante como por no haber visto con suficiente antelación la que se nos venía encima. Si piensa el PSOE y Griñán que por mandar los domingos a uno, o dos, o a veintidós consejeros a ver obras, va a cambiar la dinámica de la opinión pública es que no han palpado el grado de cabreo que hay en la ciudadanía.
Si a ese grado de malestar se unen escándalos como los de los ERE, dimisiones como la del delegado de Obras Públicas por utilizar una tarjeta municipal en Valverde de manera incorrecta (por calificar lo que hizo de alguna forma suave), o contrataciones con tantas sombras como la de un primo de Mario Jiménez en el Puerto, o la de una concejal valverdeña también con intervención indirecta de la Autoridad Portuaria… pues eso, que los consejeros va a necesitar no sólo los domingos sino las noches y las madrugadas para cambiar una inercia que parece imparable.