Aunque el pleno de elección del nuevo presidente de la Diputación no será hasta el próximo viernes, en la jornada de este lunes va a tener lugar el primer paso en el relevo de Petronila Guerrero como máxima respontable del organismo provincial. La Diputación va a celebrar una sesión extraordinaria en la que como único punto del orden del día se dará conocimiento de la dimisión de Guerrero como presidenta. Se trata de un acto puramente formal con el que la hasta ahora presidenta se despide de la actividad política más cercana para ocupar su nuevo puesto como senadora.Aunque el cambio fue ‘vendido’ por el PSOE desde el primer momento como un fortalecimiento de las listas socialistas de cara a las elecciones generales, lo cierto es que nos encontramos con lo que representa un paso atrás, o como mínimo un paso al lado, en la larga carrera de Petronila Guerrero, cuyo ingreso en las filas socialistas fue allá por el año 1976, iniciando posteriormente su actividad política precisamente en la Diputación Provincial, con Manuel Eugenio Romero de presidente.

Guerrero ha sido diputada andaluza entre los años 1994 y 2008, así como presidenta del PSOE-A entre 2008 y 2010. Su llegada a la Presidencia de la Diputación se produjo tras la renuncia al puesto por motivos personales de José Cejudo, en el año 2007. Repitió en el cargo durante el último mandato provincial entre 2008 y 2011, y volvió a ser reelegida tras las elecciones municipales.

Precisamente, con las municipales de 2011 se inicia lo que parece su ocaso político en las filas socialistas al cosechar un duro revés en su carrera por recuperar para el PSOE la Alcaldía de Huelva. Los resultados fueron especialmente malos al conseguir menor representación que Manuela Parralo cuatro años antes. A pesar de su larga trayectoria política, esta fue la primera ocasión en la que Guerrero se presentaba ante los ciudadanos como número uno y máxima responsable de una lista electoral. Todas sus elecciones anteriores había resultado elegida en una lista en la que a lo sumo era número dos, como en el caso del Ayuntamiento de Aljaraque, donde ha sido concejal en varias ocasiones.

El mal resultado electoral en la capital, junto al retroceso global del PSOE en la provincia, donde sólo aventajó en 1.600 votos al PP, la colocó en una situación ‘delicada’ siendo muy llamativo su silencio tras el fracaso de las municipales en la capital. Cuando salío del mismo fue para anunciar que pelearía por la Alcaldía cuatro años después y desarrollaría la actividad municipal de oposición que los ciudadanos le habían encomendado.

La decisión del PSOE provincial, comandado por Mario Jiménez, estaba ya tomada: Guerrero lejos de representar un plus para el PSOE comenzaba a ser un problema por sus malas relaciones con algunos de los miembros de su propio equipo de Gobierno en la Diputación. La solución que encontraron en el PSOE, con la aquiescencia de Javier Barrero, fue darle un ‘empujón hacia arriba’, mandándola al puesto número uno de la lista del Senado. Por segunda ocasión Guerrero pasaba a encabezar una lista y por segunda vez el electorado le daba la espalda, al no lograr el PSOE la victoria ante el PP, en lo que ha sido un hecho histórico a nivel político por ser la primera que en democracia que los socialistas perdían en Huelva frente a los populares.

Si su balance político más inmediato es realmente malo, no mucho mejor es el que se refiere a la Diputación Provincial. Su proyecto estrella, el famoso aeropuerto, se ha quedado en un amago de fechas y buenas intenciones. Los cuatro años de Guerrero al frente de la Diputación no quedarán marcados por ningún hecho trascendente, aunque sí por el despilfarro que ha supuesto y sigue suponiendo el aquiler del edificio del Hotel París.