La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía va a iniciar las obras de restauración y puesta en valor del Castillo de San Marcos de Sanlúcar de Guadiana y el Fuerte de San Jerónimo, que supondrán una inversión de 2.747.596 euros, y que se completarán con la creación de un centro de interpretación y actividades de la arquitectura defensiva andaluza. Así, lo ha dado a conocer este sábado el delegado provincial, Ángel Romero, en una visita a la localidad fronteriza organizada para difundir el Itineriario Transfronterizo Guaditer. Este anuncio se hace público a 50 días de las elecciones autonómicas.
Enmarcada en el Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía, esta actuación en Sanlúcar de Guadiana no sólo se ceñirá a la restauración del propio monumento sino a la puesta en valor del paisaje cultural en el que se sitúa el enclave, con intervenciones en los caminos de acceso tradicionales, en fuentes y pilones, en los restos de fortificaciones de la ladera del castillo o en los propios restos defensivos integrados en el caserío de la población.
La fortificación de San Marcos es un ejemplo de evolución en el diseño y técnicas constructivas defensivas que abarca desde, al menos, el siglo XIV al XVIII, siendo cada una de ellas identificables debido al proceso de superposi-ción y adosamiento de estructuras que no han ido destruyendo las preceden-tes. Se trata de la fortificación más importante de la raya de Huelva, en estrecha relación física y cultural con su oponente portuguesa. La planta y disposición de estructuras de esta fortificación se desarrollan entre los siglos XIV al XIX, obedeciendo su configuración actual al proceso edificatorio de la primera mitad del siglo XVI con adiciones de los s. XVII y XVIII. El análisis morfológico revela que se trata de una fortificación de transición entre las estructuras defensivas medievales y las características de la Edad Moderna, en la que destacan cinco fases constructivas diferenciadas.
El Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía, PADA, se extiende en Huelva a las fortificaciones de Aroche, Ayamonte, Paymogo, Encinasola, Cumbres Mayores, Gibraleón, Niebla, Cala, Aracena, Zufre, San Juan del Puerto y Sanlúcar de Guadiana con una inversión que supera los nueve millones de euros y desarrolla una intensa labor para la puesta en valor de este patrimonio mediante un inventario exhaustivo de la arquitectura defensiva de la provincia y la edición de dos publicaciones específicas como ‘La Arquitectura Defensiva de la Provincia de Huelva. Claves Territoriales en la articulación de un Territorio de Frontera’, que vio la luz en 2007, y la ‘Guía de las fortificaciones abaluartadas del Bajo Guadiana’, presentada esta última a la prensa en el día de hoy, y en las que han intervenido diferentes técnicos de la Delegación Provincial de Cultura de Huelva y el arquitecto Guillermo Duclos Bautista
El Castillo de Sanlúcar en la historia
En el siglo XVII el levantamiento portugués de 1640, acaudillado por el duque de Braganza, dará origen a una larga etapa bélica entre España y Portugal, y en este contexto de guerra (1640-1668) se fortifican las plazas fronterizas de Huelva con los nuevos criterios emanados de la ingeniería militar. Sin embar-go, pese a todas las medidas defensivas que se iban tomando en Sanlúcar de Guadiana, el ejército portugués logró penetrar en esta población en diversas ocasiones, llegando a retener en su poder la referida plaza con su castillo entre 1666 y 1668. Una vez terminada la guerra, la vigilancia de la frontera sería ya siempre una constante.
En el siglo XVIII la Guerra de Sucesión (1700-1713) y la consolidación de Alcoutim como plaza de armas, obligaron al mantenimiento de una guarnición permanente en el Castillo de San Marcos y motivó la refortificación y ejecución de mejoras en el mismo. En 1741 el ingeniero Ignacio Sala proyectaba la construcción de una plataforma parapetada en forma de media luna con dos cortaduras laterales para la disposición de nueva artillería que alcanzara la otra orilla del Guadiana.
A comienzos del siglo XIX la guarnición del Castillo de San Marcos tomó parte en el contexto de la Guerra de la Independencia (1808-1814) para el control fronterizo, como punto de partida de tropas y como lugar de avitua-llamiento. En 1866 el Ejército cedió definitivamente el Castillo al Ayuntamiento de Sanlúcar de Guadiana, debido al abandono definitivo de su función militar, pasando a utilizarse como matadero y lugar de venta de carne.
Ya en el siglo XX se utilizó como puesto de la Guardia Civil hasta finales de la década de los 50 cuando, tras su abandono definitivo, comienza para la fortaleza una etapa de decadencia y dejadez.