22 noviembre 2024

EL DUENDE
Dilapida, que algo queda
[Bernardo Romero]

Bernardo RomeroMientras Cádiz prepara los fastos del Bicentenario de la Pepa, Mario Monti hace abandonar a los romanos su sueño olímpico. Los italianos, gobernados por un gobierno sin políticos profesionales, un gobierno conformado sólo por técnicos que también son políticos porque políticos, animales políticos, somos todos, no están por la labor de tirar dinero público en carreritas de obstáculos. Demasiados obstáculos tenemos ya como para ponernos a saltar otros. En Cádiz, no. En Cádiz van a coger la pasta del erario público para realizar grandes eventos, como les suelen llamar a esta cuchufleta, y a dilapidarla por las patas abajo.
Los gaditanos no tienen el récord de paro en España porque se lo hemos arrebatado, a la chita callando, los onubenses, también expertos dilapiladores del erario público. Desde aquella estulticia del Quinto Centenario, hasta los preparativos que estaban acometiendo desde la Diputación – otrora responsable de la estulticia mentada supra – con lo del aeropuerto sin aviones pero con déficit, con mucho déficit que estos tontainas nos querían imponer y encima nos mandaban a que nos pusiéramos contentos, que viene a ser lo mismo que mandarnos a hacer puñetas, pero encima con una sonrisa en los labios.
En Cádiz, campeona ahora sin cetro del paro y la escasez de oportunidades, van a traer barquitos veleros, como hicieran los de la Diputación de aquí hace unos años y que tan excelentes resultados macroeconómicos nos han dado; como demuestran, por ejemplo y sin mirar a nadie, las cifras de paro o cualquier otro indicador socioeconómico que vuesas mercedes tengan a bien consultar. También exposiciones que prometen traer lo más interesante del arte peruano o boliviano: cuadros que se colgaran en salas vacías, solas como se nos va quedando la olla a más de uno y a más de dos, como la del licenciado Cabra, pero sin tocino de ida y vuelta. Cádiz se alimentará de arte, de vanguardias paraguayas y colombianas. A Cádiz, afortunadamente y en todo caso, como nos ocurre a nosotros, que somos paisanos en el otro lado del golfo, la alimenta el aire salado, el viento de poniente o de levante. A elegir.
Los italianos renuncian a organizar una olimpiada, que supone gastos y despilfarros que hoy no son posibles. Las olimpiadas, probablemente, ahora sí que quedarán para Madrid, que sacará pecho y pondrá a muchachotes ebúrneos y musculados a saltar vallas y lanzar jabalinas a los aires que recorrerán las ondas de miles de televisiones mundiales. El apartado náutico, habrá que ir avisando a doña Ana Botella, lo puede dejar en manos de la Teo, que les podrá hacer un hueco a las piraguas y a los veleros en el hueco que van dejando Astilleros. Huelva, no lo duden, en ese caso peleará por ser subsede olímpica y nos dejarán a los futuros óptimos olímpicos para que naveguen en sus palanganas a vela por la desventurada ría. A tirar, como ocurre con la vecina y pareja Cádiz, no nos gana nadie. Que no farte de ná.

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