Acabo de leer con infinita satisfacción como a otro elemento, a otro más, lo han pillao con el carrito del helao. Nuevamente ha sido en la Comunidad Valenciana, que anda a la greña con Andalucía a ver cual de las dos tiene más golfos por metro cuadrado en sus despachos oficiales. Un tal Felip, director general de Cooperación que cooperaba con fundaciones y similares para desviar fondos públicos tanto a sus amiguetes como al cotarro propio. Y ese dinero, ese parné contante y sonante, viene de nuestros impuestos, de los suyos, amable lector, y de los míos, no lo olviden.
Mientras todo esto ocurre, y esto es nada más y menos que un fortalecimiento de la democracia o un acto de pura democracia –gobierno del pueblo – que fortalece nuestro sistema económico y de convivencia, los bachilleres valencianos se han vuelto a echar a la calle. Bueno, los bachilleres, los bachilleres, exactamente no, los bachilleres, al menos ellos solitos, no.
Protestan en teoría por ciertos recortes en los presupuestos que se destinan a educación, debido, según denuncian a grito pelado por las calles de la ciudad del Turia, al despilfarro o despiporre de ciertas cantidades destinadas a grandes eventos que son enormes gilipolleces, como ese de la fórmula 1, unos coches metiendo ruido a todo meter que conforman un negociete que no hay que ser demasiado listo para ver que está dominado por eso, por listos que se llevan calentitos unos dinerales de ahí no te menees. Pero estos anormales que nos gobiernan, con estos tontos del culo que con tal de hacerse una foto con el Urdangarin o con el Alonso, toman prestado y sin miramiento alguno el dinero de nuestros impuestos, el suyo y el mío, repito, para tirarlo mismamente del mismo modo que usted cuando tira las mondas de las patatas al acabar de pelarlas para hacerse una tortilla. Con dos huevos.
Los bachilleres, en ese caso, tendrían y tienen toda la razón del mundo.
Pero en un sistema democrático, donde la convivencia y el garantizar la convivencia es fundamental, resulta que hay unas reglas de juego que es menester cumplir. Por ejemplo, para hacer una manifestación se hace una solicitud para que todos sepamos qué calles se van a cortar y que todo marche perfectamente, para que la policía pueda garantizar la seguridad de todos, de los manifestantes también. El caso es que esto, los bachilleres, o más bien quienes empujan a los bachilleres a salir a la calle, se lo pasan por el mismísimo forro de eso, de sus benditos eggs.
El resultado es que la policía tiene que intervenir para garantizar el orden y los derechos de todos los ciudadanos, no sólo de los manifestantes y del único diputado que los de Comprimís tienen en el Parlamento español, por muy guapo y muy chulo que sea el señor diputado. El caso es que la policía, extralimitándose o no, se ha dedicado a dar vergajazos a los manifestantes, que, ¡oh sorpresa!, no son en su totalidad criaturitas púberes, sino que o en la Comunidad Valenciana repiten mucho de curso o allí son aficionados a estudiar el Bachiller después de haber terminado la mili, pues los detenidos, en su inmensa mayoría, son más viejos que el peer.
El aparato aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid, o que el Valladolid pasa por Pisuerga más bien, para hacer lacrimógenas declaraciones de repulsa y condena a la actuación de la policía y, por ende, están dejando caer que con el gobierno de Rajoy ha vuelto la porra franquista a adueñarse de las calles. Entre esta perversa visión de los socialistas, que buscan lo que buscan y lo malo es que al final lo encuentran, y la tremenda realidad, hay un hueco por el que la democracia se nos va irremisiblemente.
Quienes utilizan a los bachilleres en beneficio propio, y quienes se gastan los cuartos en hacerse una afotillo con el Urdangarín o con el Alonso, están socavando un estado de derecho que hay que respetar y procurar mantener intacto, en perfecto estado de revista. Traer la democracia a España costó lágrimas, sudor y sangre, por lo que no hay derecho a que podamos aguantar ni un minuto más en el poder a gentuza que sólo busca el beneficio propio o satisfacer a sus lamentables egos en forma. Los partidos políticos mayoritarios, deberían ser los primeros y los más interesados en mantener este sistema democrático que tanto costó montar en España. Los golfos y los manipuladores deben estar fuera de la estructura de los grandes partidos y fuera por supuesto del estado de derecho. Nos la estamos jugando todos, no sólo ellos. Que tomen nota.
1 comentario en «EL DUENDE
Fortaleza democrática
[Bernardo Romero]»
Ya ves amigo Bernardo,
Este Pais parece no tener arreglo, al final y sin más, se nos hace absolutamente necesário quitarnos todo este lastre que hoy axfisia nuestra economia y nuestra sociedad, como tu mencionas, solo así podremos salir adelante para eso sí, ser todos un poco mas pobre, porque los tiempos pasados que los bancos daban créditos a mansalva no creo que vuelvan.