En esta isla que anuncia Griñan, de libertad y justicia social, ubérrima en desempleo y abundante en longanizas y trapaladas, los socialistas anuncian un gran evento en La Rábida. Se les ve en la foto felices y contentos tras el alumbramiento de semejante evento. Qué les gusta esta y otras palabrejas sin sentido soltadas sin conocimiento. El evento.
Por si no tuvieran suficiente con semejante estulticia, dejan caer otro palabro que deberían mantener en el olvido, si no oculto o guardado con siete llaves: la Expo. Un montón de años después de aquél otro disparate al que ellos lamaron igualmente evento, se anunciaba que nunca sabríamos los andaluces lo que nos había costado aquella fiesta interminable a la que González invitó a todo quisque. Tampoco supimos cuánto costó el estadio de La Cartuja, donde crece la mala hierba y el cemento empieza a resquebrajarse. Sí nos dejaron caer antes de que llegaran los euros, que la broma del mantenimiento de semejante monumento al despilfarro no salía a doscientos millones de pesetas anuales.
Ahora quieren una Expo en La Rábida estos especialistas en construir con humo. El problema es que ya no nos pueden quemar más, porque de las cenizas en que han convertido a esta sufrida tierra, no puede ni humo subir ya. Es menester decir basta a estos intelectuales de tres al cuarto, avisarles de que ya basta de estupideces. Que se acabó.
Treinta años tirando algo de calderilla para disimular y los tribunales con cola para que den cuenta de lo que presuntamente es algo más que despilfarro. Treinta años que han servido para ubicar a las provincias andaluzas en las últimas plazas de todos los indicadores de calidad de vida, bienestar social y renta. Treinta años que les han servido para situar a la mitad de la población andaluza en los umbrales de la pobreza. Y ahora salen con el evento. Impresionante.
El poder corrompe y desubica. En los juzgados ha empezado el festival y habrá que ir pensando en abrir de nuevo los frenopáticos para ingresar con carácter de urgencia al resto de esta pandilla incapaz de alcanzar a vislumbrar, al menos, la realidad. Treinta años aguantando tonterías, una detrás de la otra y ahora salen con el evento. Con el evento y con la huelga general. Griñán, tequieiya.
1 comentario en «EL DUENDE
La isla
[Bernardo Romero]»
Pues me alegro de a veros encontrado, creo que la información se manipula y nos llega depurada y aquí veo que se le pone los puntos a las ies, pero realmente me pregunto: ¿De verdad quiero saber tanto? ¿Quiero estar tan informada de las barbaridades que hacen esta gente? Es tan la impotencia que me entra que en estos tiempos y sin trabajo y con dos niños a los que les tengo que dar de comer no se si me controlaría al ver alguno de estos comiendo en un restaurante, pero como soy pacifica y tengo que desahogarme me conformo con llamarles mangantes.