Una amiga mía, dama distinguidisíma que trabaja en una exclusiva boutique de Nueva York, está haciendo su pequeño agosto a base de venderle a la “high society” nuestros botos valverdeños. A poco que la apoyen sus productores –y me consta que ya lo hacen—pronto tendremos nuestro nombre en la Gran Manzana y quizá hasta impongamos una moda. Para que vean lo fácil que es ganar buen nombre por derecho y sin trampas. En cambio hemos de escuchar en el telediario que Valverde es el pueblo más entrampado de España, gran pero cierto escarnio, enterarnos por los medios de que la Fiscalía Anticorrupción se las trae tiesas con el anterior alcalde por el asunto del puticlub y la Visa municipal o de que el actual Ayuntamiento ha enviado al fiscal las cuentas auditadas en las que falta una cantidad millonaria desviada en tiempos por la antigua corporación con la evidente connivencia de la misma Junta que ahora le reclama su imposible devolución a los valverdeños. Hay otros alcaldes –¡también del PSOE, mecachis!–, como los de Almonte o Bollullos imputados en estos momentos por delitos graves que tienen que ver todos con el manejo que se ha venido haciendo durante años de los dineros públicos, pero, la verdad, como lo de nuestro “agujero” y como lo del puticlub, apenas hay comparación posible como no sea con el mangazo detectado por la Intervención en cierto suministro vendido ilegalmente a nuestro Ayuntamiento por una concejala-delegada que al mismo tiempo era propietaria del negocio vendedor.
Una vergüenza, ésa es la realidad, frente a la que desde la incómoda oposición a la que no está acostumbrado, el portavoz del PSOE no puede, el hombre, contestar más que con cuatro manidos tópicos centrados como un haz de flechas inútiles en la persona de la Alcaldesa. ¿Será que no tienen bastante? ¿Qué necesitará esta basca para reconocer sus faltas (o delitos, eso ya se verá) más allá de un alcalde que invita a putas a dos amiguetes con cargo al municipio, un Gobierno municipal que desvía una fortuna hacia fines impropios o un déficit que resulta que es el mayor conocido en España, según el telediario?
Que yo recuerde, este pueblo nuestro no ha estado jamás tan demediado, salvada la circunstancia atroz de la guerra civil. Pero que yo recuerde tampoco ha estado nunca en boca de la gente como lo está ahora desde Cádiz a Gerona y desde Málaga a La Coruña, expuesto al pimpampún como paradigma del desgobierno y de la picaresca más abyecta. Pelachingo se encontraría a sus anchas en este paisaje social demoralizador y Juamma –por no hablar más que desde las estatuas—se avergonzaría, en su trágica nobleza, viendo su pueblo convertido en un Puerto de Arrebatacapas. Los valverdeños tienen derecho a saber toda la verdad sobre esta mala historia. Y el Ayuntamiento la obligación de no cejar hasta proporcionársela sin quitar ni poner.
2 comentarios en «EL ALPENDE
La fama de Valverde
[José A. Gómez Marín]»
Muy sorprendido me quedo que José A. Gómez Marín utilice «votos» en vez de «botos». Imposible y menos siendo, como es, de Huelva. Me pega que alguien haya transcrito su información sin leerla y como estamos en época electoral pues he ahí el lapsus.
«votos» o «botos» a cual te refieres. Los que hacen grande a mi pueblo son los botos, la verdad.