El pabellón Platero del Centro Municipal de Deportes fue escenario durante la jornada del sábado de la fiesta fin de temporada del baloncesto moguereño, en la que participaron todos los integrantes de los distintos equipos del Club Ciudad de Moguer, que pasaron una animada jornada de convivencia en torno al deporte de la canasta.
Los equipos de categorías inferiores disputaron durante toda la mañana distintos encuentros de exhibición en los que participaron los jugadores y jugadoras que constituyen la nueva savia del club moguereño, que intenta desde hace años impulsar la práctica y la afición el baloncesto en la ciudad del Tinto.
Tras una temporada en la que el primer equipo logró un meritorio sexto puesto en la fase final de la liga regular provincial, el sábado se dieron cita en el Platero jugadores, técnicos y aficionados de todas las categorías del club, que tras los partidos de la mañana, degustaron juntos aperitivos y refrescos en un grato ambiente que sirvió para recordar momentos importantes de la temporada que acaba y de la historia del baloncesto en Moguer.
Precisamente uno de los actos centrales de la fiesta fue el homenaje que se tributó al que fuera responsable de la primera escuela deportiva de baloncesto que se puso en marcha en la localidad, Eusebio Gálvez. Antes del partido que cerraba la programación de la jornada, y que debía enfrentar a la actual plantilla que dirige Guillermo Sierra con una selección de viejas glorias del basket moguereño, el presidente del Ciudad de Moguer, Miguel Barragán al que acompañaba el concejal de Deportes, José Antonio Rodríguez, hizo entrega a Eusebio Gálvez de una placa de agradecimiento y reconocimiento público a su labor, que fue sin duda esencial en los inicios del baloncesto no sólo en Moguer, sino en toda la comarca.
Recordemos que Gálvez fue el primer entrenador de baloncesto en Moguer tras la cátedra deportiva de 1972, y desde entonces ha dirigido numerosos equipos de todas las categorías por los que han pasado en todos estos años cientos de jugadores y jugadoras tanto de la ciudad del Tinto como de localidades limítrofes.
Tras el sencillo pero entrañable homenaje a Gálvez, el partido entre el Ciudad de Moguer y las viejas glorias del club puso brillante colofón a una jornada llena de alicientes que, pese a lo desapacible del tiempo, congregó en el pabellón Platero a numerosos jugadores, exjugadores y aficionados.