25 julio 2024
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Festival de Isla Canela

Cuando un sistema político no funciona, hay que reemplazarlo

[Federico Soubrier García]

Desde luego no sé qué pretenden estos políticos que dicen gobernarnos. Les han dado ahora por machacar al funcionariado, después de haber terminado con el futuro de la clase obrera al abaratar el despido. Seguramente será porque la mayoría no han conseguido una plaza por oposición. Muchos de ellos han sido puestos a dedo y trasladados de un sitio a otro sin ningún merecimiento, únicamente han necesitado una afiliación al partido y, presumiblemente, cuando se les acabe el chollo tendrán que sobrevivir si no se han hecho la cama previamente, con el dinero que hayan conseguido durante las legislaturas que los votantes, que ahora se sienten engañados, les permitan en el futuro. Desde tiempos inmemoriales las luchas entre burócratas, tecnócratas y políticos han sido habituales y los únicos que han logrado mantenerse son los primeros, le pese a quien le pese.
Es evidente que quienes necesitan montones de asesores para desarrollar su cometido no deberían ocupar los cargos que se les han facilitado, ellos sí que suponen un gasto extraordinario. Por supuesto, si nuestro presidente hablase inglés sobrarían traductores y así sucede con todo tipo de habilidades. Si una misma persona ha llevado dos ministerios o cargo muy dispares, nos están engañando. Ya saben, maestro de mucho, catedrático de nada.
No conformes con las pertinaces congelaciones de salarios a la función pública o las eternas minisubidas por debajo de la inflación, con unas pérdidas de poder adquisitivo que rondan un cincuenta por ciento, según citan multitud de fuentes, nos roban los días de asuntos propios con los que nos quisieron tapar la boca en su día, haciéndolo de tal manera que cuanto más antigüedad tengas más días pierdas, teniendo en cuenta que jamás se ha contratado a nadie para suplir a quien disfruta de estos días, el hecho solo se puede interpretar como una provocación.
Continúan apretando rosca, robándonos una paga extra que era la que daba algo de vida al pago de impuestos y estudios de los niños. Evidentemente, de un Caballo de Troya que nos colaron con promesa de bonanzas, ni recortes, ni subida de impuestos, ni nada que afectase negativamente a los votantes, salieron de sus engañosas entrañas todo tipo de dagas que han producido heridas en la economía de los trabajadores, parados y pensionistas, jamás en las clases altas.
Para regocijarse un poco más, disminuyen las ayudas de acción social a la mitad y al año siguiente a otra mitad más. Pena que no hagan lo mismo con sus sueldos y las pensiones vitalicias. Recortan con ello las posibilidades de futuro laboral de nuestros hijos e incluso los suyos podrán lucir dentaduras perfectas al lado de los nuestros, a los que difícilmente podremos cubrir los empastes.
No se puede ser más estúpido y no darse cuenta de que si terminan con el consumo de la clase media se cargan a todas las pymes. Menuda panda de asesores económicos se han buscado, hasta un niño de párvulos tiene más cerebro y comprende el problema, si no compras chuches cierra el kiosco y un parado más.
Ahora, para colmo de la poca vergüenza, si el funcionariado, hipotéticamente con un trabajo estable, enferma, durante los tres primeros días le roban el cincuenta por ciento de su salario y desde el cuarto al vigésimo el veinticinco por ciento. Hay que ser inepto para pretender que una persona con gripe no tenga más remedio que acudir al puesto laboral (ya no llega a fin de mes con el sueldo completo) y contagiar a usuarios y compañeros, además de no poder rendir al cien por cien. Aumentan de paso la edad de jubilación; a ver, con sesenta y siete años, ¿quién tiene narices de estar sano y encontrarse todo el año apto para trabajar? Me indigna ver como los asientos de los escaños del congreso brillan normalmente por la ausencia de sus señorías, a las que puntualmente se las puede ver dormitando en ellos.
Más increíble es que hayan terminado con la efectividad del sistema sindical y se limiten a poner en su conocimiento lo que han decidido, al igual que sucedía en los inicios de la Revolución Industrial, en el siglo XVIII. Han castrado los derechos de trabajadoras y trabajadores como quien arroja una servilleta de papel a la basura. Algo que, literalmente, había costado sangre conseguir.
Supongo que algún día nos pondremos de acuerdo y pararemos el sistema para que esta lacra se baje del descapotable de vergonzosos sueldos en el que viajan y borrón y cuenta nueva. Cuando votaron viajar en clase turista o en primera, la palabra austeridad se esfumó y ganó la segunda opción. Veremos si viene alguien decente en el futuro. Aquí, no nos engañemos, con las propuestas de una Huelga General, únicamente iría en perjuicio de los trabajadores una vez más, o se plantea parar la administración hasta que la olla explote o lo demás no vale para nada. Una movilización un domingo por la tarde o cualquier otro día, solo sirve para que los líderes sindicales ocupen página y eso me parece una falta de respeto hacia el trabajador.
Aunque me resulta vomitivo, a la vez me encanta que alguno se salgan de sus casillas y demuestre lo que lleva dentro, como el desgraciado que dijo “las leyes, como las mujeres, están para violarlas”, me cuesta creer que lo pariese un hombre, pero mucho más, que teniendo madre se diga semejante barbaridad. Qué pena de código de Hammurabi olvidado y no se le diese el castigo que ustedes estimasen más oportuno, para compensar la indignación que ha provocado tanto en mujeres como hombres, ¡horror de país!
Cuando un gobierno, no ya por incumplir su programa electoral, sino por haber mentido y dedicarse a hacer todo lo contrario a lo prometido, y si alguien considera que esto es Democracia y dentro puede anidar la mentira, se equivoca, puede terminar con el Estado de Bienestar de un país y abocarlo a la ruina, es que la Monarquía Parlamentaria está fallando, lo primero, lo segundo o ambas cosas. Esto no puede continuar así, aunque me reconforta el ser consciente de que a lo largo de la historia, cada vez que ha sido necesario, ineludiblemente ha llegado el momento en que el pueblo ha puesto de nuevo las cosas en su sitio, espero que eso suceda más pronto que tarde, y por supuesto por la vía pacífica. Cinco millones de parados, el visible aumento de pobreza, sectores del ejército que expresan su descontento, un pueblo engañado, una creciente brecha de clases y alborotadores en las manifestaciones, constituyen una mezcla explosiva.

Federico Soubrier García – Secretario General de la Sección Sindical del Ministerio del Interior – Comisiones Obreras – Huelva.

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