14 diciembre 2024
Andalucía necesita menos
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El abogado de Bretón en su despacho durante la entrevista.

Sánchez de Puerta: “No puedo convencer a Bretón de algo que no ha asumido”

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El abogado de Bretón en su despacho durante la entrevista.

(Texto y fotos: cordopolis.es)  Los 9.200 folios del sumario Bretón se apilan sobre la mesa del despacho de José María Sánchez de Puerta. “Ya me los sé de memoria”, bromea. Para un periodista, es difícil desviar la mirada de los 21 tomos de la investigación más mediática de la historia de Córdoba. Pero para el letrado es como si no existieran. No los mira ni recurre a ellos para responder las preguntas sobre su defendido, el presunto filicida de Ruth y José. Tras una exhaustiva instrucción -marcada por un crucial error policial que ha retrasado la causa prácticamente un año- las pruebas en su contra parecen irrefutables. Sánchez de Puerta sabe que lo tiene difícil. Pero en ningún momento le cambia el rictus. No vacila, no se viene abajo. Es un abogado con 42 años de carrera. Y se nota.

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Sánchez de Puerta, rodeado de informes en su despacho.

PREGUNTA. La pasada semana usted se enfrentó a una lluvia de pruebas periciales (hasta 11 peritos a la vez) que aseguraron que los huesos hallados en la hoguera de Las Quemadillas son de Ruth y José. ¿Sigue sosteniendo José Bretón que perdió a sus hijos en el parque?

RESPUESTA. Según él, sí. Bretón ya se ha creado una historia, se la cree totalmente, y está convencido de ella. Por lo tanto, sigue manteniendo que perdió a los niños. Con respecto a las pruebas que se presentaron, obviamente fueron muy contundentes pero partamos de la base de que la prueba madre, la prueba indubitada en cualquier reconocimiento es el ADN, y el ADN de los pequeños todavía no se ha hallado. Por lo tanto, si ya existiera la prueba de ADN y fuera positiva, entonces tendríamos que admitirlo. Mientras tanto no se va a admitir porque no existe esa prueba. ¿Qué hay pruebas indiciarias? Obviamente hay pruebas indiciarias de que los huesos pertenecen a personas humanas pero nadie puede decir que esos huesos pertenezcan a estos dos niños. Y esto en el momento del juicio tendremos que ponerlo de relieve porque va a tener una importancia total.

P. ¿De quién son esos huesos entonces?

R. A mí me gustaría poderle contestar a esa pregunta. Cuando una cadena de custodia [se refiere a la custodia de los huesos] se rompe no se saben las anomalías que se han podido efectuar. Tenga usted en cuenta que incluso en los informes de los técnicos y de los antropólogos que expusieron el otro día en el Juzgado se da cuenta de que existen dos cajas vacías. ¿Porqué están estas cajas vacías? Lógicamente deberían estar precintadas. Luego, la cantidad de molares [hallados] no coincide. A uno [forense] se le remiten 11 y a otro 9. No coinciden. Hay muchos puntos negros que son muy discutibles.

P. Después de esa exposición de los peritos ante el juez, usted volvió a hablar con José Bretón y él siguió insistiendo en que había perdido a los niños en el parque Cruz Conde de Córdoba.

R. Sí, concretamente ayer [por el pasado lunes] estuve hablando con él. Cuando salieron estas pruebas estuve viéndolo [en la prisión provincial] y sigue manteniendo que perdió a sus hijos en el parque y que no ha cometido el asesinato de los niños, y menos la cremación de los menores en aquella hoguera. Sigue cerrado en banda y si después de un año no ha salido de ahí ya no va a salir.

globo Sánchez de Puerta:
«No es lo mismo la defensa que teníamos planteada hace cuatro meses que la que tenemos que plantear ahora.”.
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P. ¿Cómo le afecta a usted como abogado a la hora de establecer una estrategia de defensa el contraste entre las pruebas periciales y la actitud de Bretón?

R. Indudablemente dificulta mucho más la defensa de este letrado. No es lo mismo la defensa que teníamos planteada hace cuatro meses que la que tenemos que plantear ahora. Ahora, nuestra línea va a ir por otro lado. ¿Que es más complicada? Indudablemente que sí. Pero claro que tiene defensa. Aquí hay un punto que ya su señoría [el juez instructor del caso Bretón, José Luis Rodríguez Lainz] está procurando cortar, que es la ruptura de la cadena de custodia de los huesos. Y esto va a ser muy discutido en el juicio.

P. Después de un año, ¿qué balance hace usted del trabajo de la Policía?

R. Yo no soy quién para criticar la labor de la Policía. Han obrado de buena fe desde el primer momento, comprobado sus trabajos, que han sido ímprobos, y sé como han pasado el día a día… ¿Qué ha habido defectos en la investigación? Indudablemente que sí, ha habido muchos. Pero empezando por el señor juez instructor, siguiendo por la Fiscalía y terminando por la Policía. Aquí hay unas razones tan poco lógicas como que esta señora, doña Josefina Lamas, jefa del grupo de Policía Científica de Madrid, que ha intervenido en infinidad de asuntos, que lleva 20 años en el ejercicio de esta profesión, que tiene éxitos enormes en su carrera, tenga un fallo de tal categoría… este letrado todavía no lo ha asumido. Porque creo que es totalmente inverosímil. Yo sé de las presiones que esta señora ha tenido que pasar para tener que modificar eso [el informe forense inicial en el que apuntó que los huesos hallados en Las Quemadillas eran de animal y no humanos]. Pero desde un primer momento estuvo diciendo es que no eran huesos humanos y ahora ha cambiado su veredicto. ¿Porqué lo ha cambiado? Es lo que le tendremos que preguntar en el juicio.

P. ¿Qué opina de la instrucción del juez?

R. Don José Luis Rodríguez Lainz es un juez de una categoría enorme. Lo conozco desde sus principios. Es un hombre que aquí ha dedicado 28 horas del día. Es un hombre que yo lo he visto que ha estado desbordado en algunos momentos. ¿Que ha pecado de parcialismo en esta instrucción? Sí, lo quiero poner de relieve. Primero, lo que la Policía decía era automáticamente lo que el señor juez instructor estaba efectuando [a través de sus autos]. No tiene sentido. Yo llevo 42 años en esta profesión y jamás he visto en seis meses siete secretos de sumario. Esto dificulta muchísimo la labor de la defensa. Ha habido momentos en los que ha habido violación de derechos fundamentales por la violación del derecho de defensa. Todo esto debe repercutir en que la instrucción no ha sido tan pulcra como todos esperábamos y deseábamos.

P. Tras la exposición de los 11 forenses ante el juez, los periodistas que aguardábamos en la puerta de la Audiencia Provincial tuvimos la sensación de que su postura era totalmente irrefutable.

R. Irrefutable en el mundo del derecho no hay absolutamente nada. A todo punto se le puede encontrar su defensa. Estamos ante el derecho penal y esto no es como las matemáticas, un arte cuadrado. El derecho penal tiene muchísimas interpretaciones y de ahí que siga creyendo que tenemos muchos puntos y bastantes motivos de defensa. Aquel día, yo estaba esperanzado en que esta señora [Josefina Lamas] no modificara su informe y no se plegara a los informes de los demás peritos. Fue curioso por que ella no quiso cambiar su informe delante del resto de peritos, sino que se hizo con anterioridad, en una declaración muy muy larga. En mi interrogatorio, la primera pregunta que le efectué fue que si los huesos que ella había cogido eran los mismos que días antes [de esta última declaración] había visto en las dependencias policiales de Madrid. Y me dijo que sí, que eran los mismos pero muchos más deteriorados por las vueltas que estos huesos habían dado durante todo este año. Si esta señora hubiera mantenido su posición, lógicamente mi defensa seguiría siendo poner en duda los otros informes que se han efectuado, porque las conclusiones del resto de peritos tampoco son tan unitarias como parece o como se nos quiere hacer entender. Hay muchos puntos de fricción entre esos informes. Lógicamente cambió mi parecer aquella tarde. Y en vez de salir contento de esta declaración y de estos informes tan exahustivos pues no no lo hice. Pero ya les digo que volveré a meterme en el fondo del asunto y a encontrarle los tres pies al gato porque indudablemente los tiene.

P. Volviendo al principio de los tiempos (esta semana se ha cumplido un año de la desaparición de los niños) nos puede decir cómo llegó usted al caso. ¿Cómo se pone en contacto José Bretón con usted?

R. José Bretón me designó en el momento en el que le notificaron su detención. Esto era la mañana, creo recordar, del día 20 de octubre. Él estuvo en dependencias policiales sin estar arrestado toda la noche. A las 6.00 de la mañana le notificaron que quedaba en calidad de detenido y que tenía que nombrar letrado. Entonces me nombró a mí. Luego, días después, sí que le pregunté el porqué de mi nombramiento y me dijo que hacía 5 ó 6 años hubo un juicio en Córdoba también muy mediático que fue la Operación Membrillo, donde se involucró a la Policía en el tráfico de drogas…, fue un juicio que duró seis meses. Y él vio alguna sesión de aquel juicio. Me vio actuar y se acordó de mí en el momento de su detención, y por eso me designó.

P. ¿No se conocían previamente?

R. No, no. La primera vez que vi a José Bretón fue en Las Quemadillas [el 20 de octubre de 2011] cuando yo llegué allí que serían las 8.00 de la mañana [al primer registro policial, ya con el padre de Ruth y José en calidad de detenido].

P. Precisamente en la parcela de las Quemadillas ha pasado muchísimas jornadas de registros policiales interminables. ¿Cómo ha ido evolucionando la conducta de José Bretón a lo largo de los meses en ese espacio en el que parece que ocurrieron los hechos?

R. Siempre ha sido la misma. José Bretón es un hombre que expresa muy poco sus sentimientos. El rictus de la cara le cambia en muy pocas ocasiones. Incluso en momentos en que le hemos visto que ha estado entre la espada y la pared no le he notado un cambio de conducta. Es más, en aquellos días en Las Quemadillas me repetía continuamente: ‘Pero bueno, ¿porqué buscamos aquí si los niños no pueden estar aquí?’. Esa fue la cantinela que tuvo desde el primer momento. Y la sigue manteniendo.

P. En esas jornadas interminables, ¿qué pensaban, qué hablaban, cómo vivían esas horas dentro de la parcela, usted y su defendido?

R. Al principio, como dos personas que no se conocen, nuestras relaciones eran mucho más frías. Luego ya con el tiempo, [Bretón] fue tomando confianza en mí y yo en él, y hablamos de muchísimas cosas, de cine, que le gusta mucho… Pero siempre se centraba en la búsqueda de sus hijos y él se reprochaba que estando detenido no podía coadyugar a la búsqueda de los niños. Cuando la Policía estaba buscando en una parte, tanto con los perros como con los georradares, decía ‘estamos perdiendo el tiempo, aquí no pueden estar los niños’.

P. Hasta el momento en el que los forenses dijeron lo que dijeron de los huesos, a lo largo de los meses, cuando se filtraron por ejemplo las imágenes de los interrogatorios, había, digamos, cierta chulería de Bretón. Hablaba de tú a tú al juez con muchísima seguridad.

R. No, no. Es su carácter, muy homogéneo… Yo no lo he visto desbarrar fuertemente ni perder los nervios en ningún momento en todas estas entrevistas que hemos tenido. Incluso cuando yo le expongo la problemática del caso [ahora que todos los indicios apuntan a su culpabilidad] es un hombre que mantiene la calma. Muchas veces ha sido él el que me ha dado ánimos a mí. Es un hombre que tiene una fortaleza mental bastante acentuada. Y, por supuesto, sus sentimientos no los saca a relucir nunca. Actitud chulesca con el juez, no. Es que es su forma de hablar. Él me decía cuando leíamos al alimón los autos del juez que era una novela lo que estaba contando el señor instructor. Esto fue lo que él me repitió en más de una ocasión. Intentaba llegar a una confrontación con su señoría, su señoría le decía que no iba a entrar en este tema, y él decía, ‘no entra usted porque va a salir perdiendo’. Él quería explicar sus razones. Él no quería contestar única y exclusivamente a las preguntas concretas que allí se le efectuaron y que fueron miles. Él quería exponer sus razones y se le cortaba. Y esto es lo que él le hacía revolverse constantemente. ‘No, no, ustedes me preguntan pero yo tengo el derecho a hablar’. Y efectivamente así constó mi protesta en muchas declaraciones y se le dejó que se explayara en los asuntos que él quería acentuar.

P. Al otro lado de la tapia de Las Quemadillas había un ejército de periodistas. ¿Eran conscientes, abogado y acusado, de esa repercusión mediática, tanto para jugar con ella a su favor como para que se les pudiera volver en contra?

R. Sí, sí. Él era conocedor porque cuando entraba en el furgón policial estaba viendo todo el despliegue de medios que allí existía. Pero en ningún momento se consideró molesto por esto. Sí se consideró molesto por el juicio paralelo que se ha estado efectuando desde la calle. En esto sí me dijo muchas veces: ‘qué injustos están siendo conmigo’, decía. Pero sobre todo, una cosa que a él le duele muchísimo, ‘qué injustos están siendo con mi familia. Entiendo que a mí se me pueda rechazar, se me pueda criticar o se me pueda vituperar. Lo comprendo. Pero a mi familia, no. Porque ellos son totalmente ajenos a esto’. Y esto sí se los puedo corroborar: la familia [de José Bretón] ha sido totalmente ajena a esto. No me ha parecido bien la postura de la acusación particular cuando públicamente dijo ‘voy a machacar a la familia de Bretón’. Esto es un punto coercitivo que yo en manera alguna como letrado puedo compartir. Comprendo que es su punto de acusación. Pero quiero dejar claro que la familia ha sido totalmente ajena a cualquier actividad de José Bretón.

P. Y ustedes, como abogado e imputado, ¿al sentir esa presión mediática han llegado a estudiar lo que se iba publicando o diciendo en los medios y han elaborado una estrategia de defensa por eso?

R. Lógicamente la presión mediática, la presión del pueblo, influye mucho en cualquier procedimiento. Yo creo que incluso al señor juez le ha influido. Indudablemente para esta defensa no ha sido bueno. Máxime ahora cuando estamos en puertas de saber si va a ser juzgado por un tribunal popular o por un tribunal profesional. Estoy haciendo lo imposible porque sea un tribunal profesional, porque creo que así debe ser. La Constitución en su artículo 24 en los números uno y dos está diciendo que toda persona tendrá derecho a un juicio justo. Y aquí, con un tribunal popular, no va a haber un juicio justo. Aquí existe un conflicto de leyes: está la Ley del jurado que dice que todo delito de asesinato deberá de regirse por un tribunal popular, pero por encima de esto está la Constitución, que dice que toda persona tendrá derecho a un juicio justo. En este conflicto de leyes, siempre tiene que prevalecer la de mayor rango. Y la de mayor rango es la Constitución. ¿Qué vamos a conseguir con esto? Yo creo que se lo estoy poniendo en bandeja tanto al juez instructor, que ya me lo ha denegado, como a la sala. ¿Qué va a pasar? Pues que esto llegue al Tribunal Supremo, que luego fallará lo que crea conveniente y luego esto llegará al Tribunal Constitucional. Y el Tribunal Constitucional está para velar por los derechos de la persona. Y, que no nos coja de sorpresa, que dentro de dos o tres años el Tribunal Constitucional puede echar abajo este procedimiento, retrotraer las actuaciones a la Audiencia Provincial y ordenar que se haga el juicio con un tribunal profesional.

[Antes de la entrevista, Sánchez de Puerta explica que encontrar en Córdoba un jurado popular que no haya escuchado nada del caso Bretón «va a ser imposible» y que la mayoría de los futuros integrantes de este tribunal popular «van a estar contaminados» por todo lo que han visto en la televisión durante este año de instrucción policial y judicial]

P. Volviendo a la familia. ¿Cómo valora los autos que ha emitido el juez parece que apretando, sin imputar a nadie, a la familia?

R. Hombre, el juez en este caso no puede imputar a nadie, sobre todo por imperativo legal. Aquí está el artículo 454 del Código Penal, donde por razones de consaguineidad estas personas no tienen obligación de declarar contra su pariente. Por lo tanto, cuando yo veía a la acusación particular pidiendo el procesamiento de estas personas decía que había que remitirse al 454. Hay un informe policial muy interesante que dice que si esta persona [José Bretón] no tuviera el apoyo de su familia podría derrumbarse y podría decir algo. Yo creo que esto lo cogió al pie de la letra el juez instructor. Y dijo, que la familia se rompa, que la familia se derrumbe. Y cuando él se vea solo, siguiendo las instrucciones de la Policía, esta persona podrá decir algo de lo que no sabemos y estamos deseando saber. Nosotros estimamos que ésta no debe de ser la postura de una instrucción.

P. ¿La fortaleza mental de la que hace gala Bretón y usted conoce es extrapolable a la familia?

R. La familia no se derrumba porque no puede decir más de lo que ha dicho. Si lo que se pretende es que la familia diga cosas que desconoce… Esto es totalmente incongruente. Si la familia no se ha derrumbado es porque no sabe más de lo que ya se ha dicho. Téngase en cuenta que la familia ha prestado declaración en cuatro ocasiones y siempre son declaraciones paralelas. ¿Qué se modifiquen en algún punto? Les di de comer pan, no, les di de comer chorizo. Esto fue a tal hora, no fue 20 minutos después. Eso no creo que llegue a ser una declaración falsa. Sobre todo tenga en cuenta que la madre es una persona ya muy mayor. El padre está con un problema senil bastante acentuado… Los hermanos han prestado declaraciones enormemente largas. Y que haya algunos matices en los que se diferencien yo no creo que sea motivo para estimar que están mintiendo. Creo que la familia ha declarado todo lo que sabe y eso es lo que hay.

P. ¿Ha regresado a Las Quemadillas y ha leído todo lo escrito en la fachada de la parcela?

R. No he ido pero lo he visto por los medios.

P. ¿Qué piensa de esa reacción popular?

R. La respeto totalmente. La respeto incluso aunque a mí me han vituperado en innumerables ocasiones. Considero que no es justo pero asumo ese riesgo al hacerme cargo de un asunto tan mediático. Creo que la opinión pública, en muchas ocasiones, no ha sido justa conmigo. Así como ha habido otras personas que me han dado ánimo y que reconocen mi labor, hay otras que yo he ido por la calle haciendo oídos sordos a lo que me han dicho, he seguido mi camino. Tengo la tranquilidad del apoyo de mi Colegio de Abogados, que ya publicó una nota, tengo la carta de Don Carlos Carnicer, presidente de los abogados de España, dándome su apoyo y dándome su cariño. Tengo otra notificación del Colegio de Abogados de Andalucía en el mismo sentido. Luego yo, profesionalmente, estoy contento con mi labor. Creo que la estoy desarrollando de la mejor manera posible. Tengo unos escollos muy importantes para poder llevar a cabo este asunto, pero son unos escollos de los que podemos salir airosos. Me da pena que existan personas que no comprendan mi trabajo. No sé si es por ignorancia o por mala fe. En eso no voy a entrar. El otro día, concretamente, paseando por el Bulevar del Gran Capitán me paró una señora y me dijo que había que ver cómo estaba dejando mi apellido tirado por Córdoba. Le pregunté que porqué y me dijo ‘hombre, por la defensa que usted está haciendo de este criminal’. Simplemente le hice una observación: ‘Si un hijo suyo tuviera algún problema usted procuraría buscarse un abogado. Yo sí que lo haría’. Y eso es lo que está haciendo esta familia. Toda persona tiene derecho a una defensa. Esta señora bajó la cabeza y se fue. Anécdotas como esta tengo varias.

P. ¿Teme usted por la seguridad del preso José Bretón?

R. No. Si se le quitara el régimen anti suicidios que tiene [en prisión por orden del juez] no pasaría absolutamente nada. José Bretón no es un hombre que se vaya a quitar la vida ni que vaya a ir contra su integridad física porque creo que no tiene ánimos para esto aunque su fuerza mental sea muy grande. Se nos puede decir que ya hubo una vez que se cortó en el brazo pero eso es una simple anécdota. Yo vi los cortes que se hizo y con eso una persona no se quita la vida. Si lo hizo fue para llamar la atención, ‘para que se den cuenta de la injusticia que están haciendo conmigo’, decía. Es como un acto de protesta. Pero él en manera alguna se va a quitar la vida. Esa tranquilidad sí la tengo.

P. ¿Habrá una nueva prueba pericial sobre el estado mental de José Bretón?

R. Pretendo efectuarla pero no sé si tendré la colaboración de él o no. Creo que sería interesante hacerla. Pero ahora mismo no puedo asegurar si va a haberla o no.

P. Usted como abogado, ¿está perdiendo amistades por esta defensa?

R. Mis amigos siguen siendo los mismos, mis compañeros también. Y esto lo he tomado como un asunto más de mi carrera. Quizás como colofón ya en los últimos coletazos de mi vida activa profesional. Creo que es un asunto que muchos compañeros lo llevarían incluso sin cobrar minutas. Este es un asunto que para un abogado quizás levante el ego que todas las personas tenemos. Es un caso que tiene defensa y que para mí ha sido uno más. Aquí [señala a su despacho] se han llevado muchos asuntos mediáticos, y quiero recordar al violador de los ascensores [Eduardo Barea fue condenado en febrero de 1987 a 53 años de prisión por dos delitos de violación consumados y tres de abusos deshonestos y violentos. Su caso conmocionó a la ciudad de Córdoba. Barea trabajaba en el obrador de una conocida pastelería del centro de la ciudad]. Estos casos no me han quitado el sueño. Pero este [el caso Bretón] si volvieran a ofrecérmelo desde el principio volvería a aceptarlo.

P. ¿Qué es lo que más trabajo le está llevando: convencer a su cliente de algo o asumir una defensa diferente?

R. Lo que más trabajo me ha dado es el oscurantismo que ha habido en cuanto a las fases tan dilatadas de los secretos de sumario. Trabajar a ciegas es muy difícil en esta profesión, máxime teniendo en cuenta que el fiscal y el juez estaban al tanto de todo lo que ese estaba cociendo. La defensa quedaba fuera de esto. Estos han sido los puntos más escabrosos que yo he tenido. Tanto es así que existe un proyecto de ley del ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón en el que a partir de ahora habrá un sólo secreto de sumario y en casos excepcionales. En este asunto, hemos tenido secretos de tres y cuatro meses. En un caso así no se puede poner en la misma balanza a la parte acusatoria, al fiscal, y a esta defensa, que ha estado a ciegas.

P. Hablando de su cliente, ¿él tiene asumido la posibilidad de estar un largo tiempo en prisión?

R. No, él no tiene asumida la responsabilidad a la que se enfrenta ni la espada de Damocles que tiene sobre él. Cree que cuando se celebre el juicio va a salir airoso de esto, se va a demostrar que no ha tenido participación alguna en los hechos y va a salir en libertad. Esta es la idea que tiene y su prisa porque se celebre el juicio lo antes posibles. Antes me dijo, no sé si en la entrevista que mantuvimos recientemente o en la anterior, ‘oiga, que es que me da igual que sea un tribunal popular que un tribunal profesional, lo que quiero es que se celebre ya juicio’. ¿Por qué tiene esta ansiedad y esta prisa? Porque tiene totalmente asumido que saldrá en libertad.

P. Bretón repitió un par de veces que si le dejaban en libertad, encontraría a los niños.

R. No. Es que no fue así como lo dijo. Él ayudaría a encontrar a los niños. ‘Si yo estuviera en libertad, yo estaría ayudando a encontrar a mis hijos y podríamos encontrar a mis hijos’.

P. ¿Lo ha vuelto a decir?

R. Lo ha vuelto a decir. Ya le repito que él no tiene asumido que los huesos que hay en la hoguera sean humanos ni de sus hijos.

P. Si tuviera que definir el perfil de su cliente, ¿cuál sería?

R. Por este despacho han pasado personajes muy curiosos. Cada persona es un mundo y Bretón es diferente a los demás. También lo era Eduardo Perea, el violador de los ascensores. Por aquí ha pasado gente muy variopinta. Yo no puedo convencer a esta persona [José Bretón] de que reconozca una cosa que él tiene asumido que no ha hecho. Por lo tanto, tendré que seguir trabajando en la línea que él está marcando en este momento. Sería ir contra mis propios actos y yo contra mis propios actos no voy a ir nunca.

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