No sabemos si será un buen año. Pero si hay indicios que dicen que al menos será mejor que el 2012. Al menos hay dos datos objetivos:
En primer lugar, es difícil que este año venga a ser peor que el pasado. El año 2012 ha sido el primero en el que realmente hemos sentido que esta crisis debe ser atajada de raíz y no con “aspirinas” como hasta ahora. Las medidas de ajustes están siendo como ese antibiótico que te deja peor de lo que estabas pero que ataja la enfermedad por acudir a la raíz del problema. En 2.013, seguirán las medidas de ajuste pero no se agravarán, y sólo eso ya es una buena noticia.
En segundo lugar, es un año sin elecciones a la vista. Cierto que nadie espera nada de las administraciones públicas. O que al menos lo que se espera es que no molesten. De ahí que un año sin elecciones nos va a traer un año sin falsas expectativas, y con los políticos dedicados a lo importante: intentar no molestar.
En tercer lugar, los ciudadanos (que la ciudadanía, concepto aborregante) nos hemos hecho mayores de pronto, a dolor. No toleramos el exceso de gasto superfluo ni el despilfarro. Sabemos que no se puede gastar por encima de lo recaudado o ingresado. Los que tenemos trabajo entendemos que es un bien que debemos cuidar aunque sólo sea porque hay gente que no lo tiene.
He observado, por mi dedicación profesional, que hay gente que le ha hecho frente a la crisis. Que son capaces de montar su propio negocio, que son valientes y no tienen miedo a trabajar en cualquier lugar del mundo. Y sólo esa actitud es suficiente para salir de un agujero.
En Huelva, esta crisis está siendo especialmente dura en términos de empleo. Pero los onubenses sabemos que no podemos esperar nada de lo público. En Huelva sabemos y practicamos aquello que decía Kennedy de los americanos: No te preguntes que puede hacer América por ti, pregúntate que puedes hacer tú por América.