El alcalde de Cartaya, Juan M. Polo, ha salido al paso de las críticas vertidas estos días por los grupos municipales de PSOE e IU, a los que ha querido aclarar dos extremos. En primer lugar, el primer edil rechaza “haber vertido acusaciones xenófobas contra nadie, y mucho menos contra vecinos de Cartaya que aunque no hayan nacido aquí vivan aquí, teniendo en cuenta además, que este es mi caso, por cuanto tengo orígenes jiennenses”. Polo asegura al respecto que “para mí todos los cartayeros, son iguales y también lo son los que viven entre nosotros, a los que acogemos con los brazos abiertos”.

En la misma medida sale al paso de “las denuncias totalmente injustificadas que contra el alcalde y el Equipo de Gobierno, lanzan los dos grupos municipales de la Oposición, en las que nos acusan de tener una actitud antidemocrática, para justificar su actitud en determinados actos en los que ni siquiera han respetado el papel que los ciudadanos le asignan a sus representantes públicos”.

También rechaza el primer edil la que califica como “manipulación total y absoluta que estos grupos hacen de lo que sucede en las sesiones plenarias”. Así, asegura que “en el último pleno, y así aparece en la grabación del mismo, este Equipo de Gobierno tuvo que soportar insultos y descalificaciones, sobre todo del portavoz de IU, que nos llamó terroristas, sinvergüenzas, cobardes e ineptos, entre otras democráticas expresiones”.

Añade además que, “es rotundamente falso que ni yo ni este Equipo de Gobierno hayamos impedido hablar en ningún momento a lo largo de la sesión a los representantes de la plataforma ‘Cartaya Pública’. “Es más, -asegura-, su portavoz tomó la palabra cuando me lo solicitó, aunque le dí la oportunidad incluso de intervenir con anterioridad al debate del punto en cuestión”.

Además, insiste, “en la grabación del pleno se puede comprobar que “este alcalde y el Equipo de Gobierno escucharon respetuosamente a la Plataforma, y también a todos y cada uno de los portavoces de la Oposición en el uso de la palabra, y que fueron ellos los que se marcharon sin escuchar nuestros argumentos, dejando esparcidos por el suelo los papeles propagandísticos que portaban”. De ahí que, a su juicio, “las acusaciones de xenofobia y actitud antidemocrática no son más que un intento de crispar la vida política municipal que ya, de paso, dañan la imagen de la institución a la que representan”.