La Cámara de Cuentas de Andalucía será propia de un sistema democrático. Que muy bien. Sus funciones de control se incardinan más, sin embargo, en un régimen bananero. Que peor. Si los andaluces confiáramos en los informes del alto órgano autonómico, tendríamos más fe que un misionero cristiano en territorio de Al Qaeda. Si a su través quisiéramos conocer la correcta utilización de los recursos públicos, ni en la película de Alí Babá y los cuarenta mil ladrones. Si su ámbito de actuación se circunscribiera a la administración de la Junta, de sus organismos y de sus empresas, resulta evidente que los “camaristas” han estado viviendo en el mundo de Yuppie. Los fondos públicos se han paseado por las narices de los contadores como Periquillo de los palotes por las facturas de cocaína del exdirector general de Empleo. Una cosa. Lo de fiscalización de este grupo, un esperpento, un coladero, un bolsillo roto, un sumidero de aguas sucias. Una pena.
La prensa nos regala por navidad la noticia del informe de cuenta general de 2012 que pretendían meternos los consejeros psoecialistas para evitar cualquier alusión a las transferencias de financiación. Que cara más dura. De no ser por la coincidencia de PP e IU en impedir este desmán, nos hubiéramos comido el podrido chuletón. Las transferencias constituyen el quid de la cuestión del tinglado que se montó para saquear el erario. Si no se mencionan en el informe, aquí no se entera nadie de la fechoría.
Y menos mal que la Intervención General del Estado ha entrado al quite. Este órgano nacional ha puesto de manifiesto cómo se había engañado al Parlamento regional por parte de la Junta a partir de la voluntad de no contabilizar las transferencias del diablo. Pero no habíamos quedado en que Susana Díaz nos iba a dar lecciones magistrales de transparencia. A ver si resulta que la presidente quería trasladarnos su confusión entre este concepto y el de transferencia basándose en su rima en consonante. Mientras tanto, la Cámara de Cuentas remolonea y mira por el ojete de la aguja de amasar pasta. Hay que ser muy ineptos para que este órgano especializado no detectara en tiempo y forma el desvío de cientos de millones de euros a IDEA con la aviesa intención de pasarse los mecanismos de control por los pantalones del más puro estilo Blesa, Bárcenas, Urdangarín o líderes de UGT.
Ya tienen que andar mal las cosas en palacio para que Valderas ordene cambio de rumbo. Es la primera vez que el socio comunista de lomo se desmarca del aliado psoecialista de tomo. Las preimputaciones de Chaves y Griñán están poniendo los pelos de punta a más de un izquierdoso de toda la vida. Lo que nos depara el destino.
En fin, las cuentas, de cuento. La Cámara, un horror.