En primer lugar ponemos en remojo las tiras de boletus secos. En segundo lugar rehogamos unos níscalos y cuando suelten toda su agua y esta casi se evapore, los retiramos del fuego y los reservamos. Cuando se enfríen un poco, los mezclamos con ajo picado muy menudo, perejil también picado, un huevo crudo y pan rallado. Con esto rellenamos los tubos de los calamares. A reservar de nuevo. En tercer lugar nos podemos tomar un vinito fino, que nos lo merecemos.
En un perol amplio de paredes bajas (paella) se rehoga media cebolla con dos dientes de ajo y un pimiento de los de freír, todo picado menudo. Se añaden al refrito, cuando esté listo, cuatro níscalos, cuatro champiñones y tres setas de chopo. Todo bien troceadito. Rehogamos todo junto un minuto y añadimos los calamares rellenos que teníamos reservados. Cuando los calamares cambian de tamaño se añade sal, pimienta, perejil y yo le he puesto una pizca de tomillo, pero ustedes verán si se la ponen o no. Esto, a gusto del consumidor.
Antes de que se nos quede seco el guiso, añadimos vino blanco y esperamos a que se evapore. Entonces echamos el arroz, damos unas vueltecitas y añadimos agua en su proporción adecuada de dos y medio por uno. Esperamos a que el arroz esté en su punto (según el tipo de arroz que utilicemos) y dejamos reposar dos minutos. Sólo dos minutos porque con estos aromas por la cocina no vais a poder resistiros a meterle la cuchara o el tenedor, según lo que acostumbréis.