El acceso al agua como derecho fundamental, su presencia en el territorio onubense y su importancia para la riqueza de su agricultura, muy marcada por la innovación tecnológica que la ha convertido en una de las más desarrolladas de Europa, son algunos de los aspectos que José Luis García-Palacios, presidente de Asaja-Huelva, ha analizado en la comunicación libre emitida en el XIII Congreso Nacional de Comunidades de Regantes de España.
En su ponencia, titulada ‘El poder del agua’, García-Palacios Álvarez considero “el acceso al agua como un derecho fundamental” si bien ha “supuesto riqueza y poder para quien la gestionaba, disfrutaba y controlaba, lo que ha sido origen de conflictos permanentes”, de ahí que la UNESCO haya puesto especial énfasis en “propiciar escenarios donde las estrategias y políticas hidrológicas vayan orientadas a una situación lo más normalizada posible, permitiendo un reparto equitativo del más vital y principal bien común de la humanidad”. Y se preguntaba José Luis García-Palacios Álvarez, presidente de Asaja-Huelva: ¿Qué mejor ejemplo que una Comunidad de Regantes?”
Más adelante, el presidente de Asaja-Huelva exponía con todo detalle “la riqueza del agro onubense” para después explicar la “complicada relación con la Administración” indicando que “es una obviedad que las Comunidades de Regantes juegan un papel absolutamente decisivo en nuestro sector agrario” porque es “la agricultura de regadío aquella que multiplica el potencial de una zona o comarca. Todos los comuneros somos previamente agricultores, así que nuestro éxito o fracaso están en ambos aspectos íntimamente ligados”.
José Luis García-Palacios Álvarez afirmó que en “Hueva existen unas 60.000 hectáreas de regadío gestionadas por las Comunidades de Regantes. Todas estas hectáreas sufren al día de hoy una situación administrativamente lamentable” porque “somos una provincia condenada a la precariedad, no disfrutando ni una sola concesión con carácter definitivo”. Añadió en su Comunicación al Congreso como presidente de Asaja-Huelva que «en esta provincia, como ya saben ustedes, con las CCRR desarrollamos una agricultura de regadío altamente cualificada, la totalidad por riego localizado. Los agricultores nos esmeramos en la innovación constante, perseguimos el mayor aprovechamiento posible de nuestros recursos productivos e hidrológicos. Es lógico que en una provincia donde los agricultores nos auto-inculcamos la mejora con carácter permanente, esperemos un feed-back de las administraciones acorde a nuestra disposición empresarial. Sin embargo esto no es así”. Explicó a continuación los frentes que “están abiertos, algunos desde hace bastante tiempo, otro más recientes en el calendario, pero no por ello –en su opinión- menos lesivo para los intereses”. Así se refirió a las dotaciones de aguas lineales para todos los cultivos fijados por la Administración andaluza, que “concluyeron unilateralmente que las necesidades de agua para nuestros cultivos debían ser reducidas ostensiblemente hasta llegar a los 4.500 m3/ha/año, independientemente de en qué tipo de suelo se desarrolla el cultivo” lo cual ha tenido la repuesta del sector y distintas reuniones sin alcanzar ningún tipo de acuerdo.
También fue objeto de análisis la problemática de las tarifas eléctricas, el trasvase de cuencas y el retraso de las infraestructuras hidrológicas en la provincia y la, en ocasiones, difícil convivencia con Doñana, debido al desamparo político y administrativo: “Algo tan positivo como es nuestra actividad, debidamente regulada y acorde a las premisas productivas basadas en el respeto del entorno, aprovechando un sello de reconocida solvencia en la UE como puede ser Doñana, se vuelve en nuestra contra por el simple desinterés político. ¡Ver para creer!”, exclamó.
La comunicación del presidente de Asaja-Huelva, en el final de su intervención, trasladó a los presentes su deseo de que el congreso sirva para encontrar soluciones a las cuestiones planteadas ya que “el agua es una cuestión de Estado absolutamente prioritaria” en la “con una participación superior al 15% del PIB nacional (contando con la industria agroalimentaria y servicios asociados) la agricultura y sus positivos sociales colaterales, es el sector estratégico más importante con el que un país desarrollado cuenta, puesto que representa un baluarte absolutamente indispensable para alcanzar las necesarias cotas de bienestar social, económico y político precisos para su estabilidad”.