Con la llegada del calor los problemas de circulación de la sangre, especialmente de las extremidades inferiores, se agudizan. Las altas temperaturas favorecen la dilatación de las venas, lo que genera una mayor acumulación de sangre y líquidos en las piernas. Así, el aumento de las temperaturas agrava los síntomas habituales de la insuficiencia venosa crónica (IVC), y las personas afectadas, casi un 30% de personas adultas en nuestro país, sienten en esta época del año las piernas más cansadas, hinchadas y congestionadas.
Se trata, por tanto, de un problema muy habitual, cuyos síntomas más comunes son el dolor generalizado o localizado en las varices (en aquellas personas que las tienen), cansancio, calambres, hormigueos, sensación de calor, picores o prurito, hinchazón, dilataciones de las venas y aparición de arañas vasculares.
Junto al calor, factores relacionados con nuestros hábitos de vida como el sedentarismo, una mala alimentación o pasar mucho tiempo de pie o sentados también influyen en el desarrollo de la IVC.
Sin embargo, las altas temperaturas no deben desanimarnos. Únicamente es el momento de intensificar los cuidados. Para ello, basta con seguir unos sencillos trucos:
1. Es importante intentar no permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo. Si por diversos motivos no pudiéramos hacerlo, demos tratar de mover frecuentemente los pies y las piernas.
2. Poner las piernas en alto. En las jornadas de calor, también es recomendable elevar las piernas al mediodía y al llegar a casa por la noche. Además, dormir con las extremidades inferiores elevadas unos quince centímetros resulta igualmente aconsejable.
3. Aplicar ligeros masajes en piernas y tobillos. Mientras permanecemos tumbados, podemos realizar un masaje ascendente, desde los pies hacia la rodilla, con un gel frío.
4. Para activar la circulación alternaremos duchas no excesivamente calientes con chorros fríos en las piernas.
5. Tras la ducha, resulta conveniente aplicar en las piernas una loción o crema hidratante, mediante suaves masajes, para favorecer la circulación de la sangre.
6. Eliminar la ropa ceñida. Las prendas de vestir muy ajustadas pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón. En su lugar, debemos recurrir a ropa holgada y que transpire bien, así como a un calzado cómodo.
7. Evitar los ambientes demasiado calurosos. Lo mejor es alejarse de toda fuente de calor, ya que éste estimula la dilatación de las venas y la aparición de varices.
8. Seguir una dieta equilibrada y rica en fibra. Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación. Para prevenirlos, es importante incluir alimentos ricos en fibra como son las frutas y las verduras; reducir al mínimo el consumo de sal para retener menos líquidos; beber más agua y evitar el tabaco y el alcohol.
9. Realizar ejercicio físico moderado con cierta frecuencia. Las actividades que más benefician a la circulación de las piernas son la natación o el caminar.
10. Consultar con el farmacéutico el uso de medias de compresión junto con fitoterapia oral y/o tópica con funciones drenantes.