Esbozos de capítulos que nunca vieron la luz, traducciones fallidas, pruebas de imprenta o dibujos con los que niños y pintores agasajaron al poeta moguereño, constituyen junto a otros interesantes documentos la base de una magnifica exposición que ha sido inaugurada este jueves en la casa museo Zenobia Juan Ramón Jiménez.
La gran investigadora juanramoniana Soledad González es la artífice de esta exposición que, bajo el título de ‘Cien años con Platero’, nos acerca a documentos inéditos que han salido a la luz gracias a la digitalización de los Fondos de Puerto Rico. En palabras de la propia autora estos archivos constituyen ‘un verdadero tesoro documental y bibliográfico que atestiguan la repercusión que en su momento tuvo el que hoy sigue siendo, tras el Quijote, el libro más reeditado, traducido e ilustrado de la literatura hispánica’.
Este trabajo expositivo, que nos desvela parte del entramado de la elegía andaluza en su primer siglo de vida, ha sido inaugurado en presencia de los concejales de Cultura y de Turismo Lourdes Garrido y José Antonio Rodríguez, del director de la Fundación Zenobia Juan Ramón Jiménez, Antonio Ramírez, y de la representante de la familia y herederos del poeta moguereño, Carmen Martínez-Pinzón, dentro de la programación del Simposio Internacional que se viene desarrollando desde el pasado lunes en la Universidad de Huelva y en el campus de La Rábida, y que se clausura este viernes en Moguer.
La documentalista de la Fundación Rocío Bejarano ha sido la encargada de presentar y detallar el contenido de la muestra junto a la propia Soledad González, que ha tenido un papel muy destacado en la organización de este prestigioso congreso de investigación en torno a la obra que llevó a Moguer ‘a todos los países y a todos los tiempos’.
Entre las piezas que forman parte de esta valiosa colección pueden admirarse documentos tan curiosos como la primera edición pirata de ‘Platero y yo’ fechada en 1916, el último contrato que firmó Juan Ramón antes de exiliarse o los esbozos de capítulos que el poeta nunca llegó a terminar, junto a manuscritos de Zenobia con la traducción al inglés de varios capítulos de la elegía andaluza o modificaciones que el Nobel tenía previstas para una nueva edición que nunca llegó a concluir. También forman parte de esta exposición y ocupan por tanto un lugar privilegiado en el recorrido museográfico, una serie de fotos relacionadas con el Moguer de la época y Platero, las últimas traducciones que se han realizado de la obra o ediciones ilustradas y especiales de libro que custodian la Fundación del Nobel.
Sin duda una gran oportunidad para seguir profundizando y conociendo la génesis de una obra que después de un siglo de visa continúa siendo capaz de emocionar y de llegar directamente al corazón de los lectores.