Después de 35 viajes a Nueva York (NY), uno cada año a partir de 1979 y, siempre en Diciembre, es hora de narrar el porque de esa exagerada tozudez. Creo sinceramente que, la principal causa de este hecho radica en que NY no engaña. Es una ciudad con una peculiar personalidad, basada en la sinceridad y la transparencia, por eso, a muchos, nos seduce y fascina. Te gustará más o menos pero, nadie puede decir que no la entiende.
Su morfología es muy fácil de descifrar. NY (Manhattan) es una isla rectangular orientada al Norte con un poderoso parque en su centro (Central Park). Hablando genéricamente, en este rectángulo coexisten dos tejidos urbanos bien distintos, por un lado, el más antiguo situado al sur de la isla y, en segundo lugar, otro muy extenso, en el cual queda concretada una estructura geométrica y ordenada de manzanas (fruto del cruce perpendicular entre calles y avenidas) donde se ubican los edificios. Naturalmente, en la mencionada zona Sur, las calles son más estrechas y anárquicas que en la otra ya que estas se corresponden con tiempos más lejanos. Para tener una idea rápida de este tema, yo diría que estas dos zonas guardan cierto paralelismo con Barcelona, o sea, con su zona histórica (Ciutat Vella) y su ensanche.
Dejando aparte su descripción urbanística que, insito, es muy fácil de entender, a mí, lo que realmente me seduce de esta ciudad es su energía. En NY advierto, como en ningún otro lugar del mundo, que estoy rodeado de vida, entendiendo por vida no solo existencia, sino también imaginación y creatividad. No quiero ocultar que en NY viven algunos de mis mejores amigos y, tal y como en su día dijo Faulkner “el pasado no deja de ser una dimensión de nuestro presente”. Efectivamente, conversar y reír con mis compañeros neoyorquinos (que lo son desde hace más de medio siglo) es una delicia; con ganas e ilusión vivimos y analizamos el presente pero, a su vez y sin esfuerzo alguno, lo ataviamos con infinidad de recuerdos de nuestra juventud. Para mi NY es eso: presente, pasado y futuro. Cada año me entristece comprobar como algunos seres queridos y muchas cosas entrañables han desaparecido, sin embargo, me recupero al comprobar que lo esencial de la ciudad persiste. Algunos amigos ya no están, las torres gemelas desaparecieron victimas de uno de los crímenes más atroces de nuestra historia, las entrañables tiendas Tower Records, Colony, Pattelson’s y, tantas otras, cerraron y, la casa Steniway está preparando su traslado, sin embargo, la diversidad y el estilo propio de esta gran urbe continua perdurando. NY no solo es urbanismo, arquitectura, historia y arte, sus ciudadanos son también muy significativos. Artistas, financieros, periodistas, políticos e intelectuales de todos los colores, saben que sobrevivir en ella es muy duro pero, juntos, siguen con obstinación su propio camino respetándose mutuamente.
Inicialmente, la dimensión y la gran diversidad de NY me abrumaba, después, su especial energía me cautivó y, al final, esa singular atmósfera que flota en sus calles me conquistó para siempre. Nueva York es muchas cosas.