Toca fondo el Recre tras su derrota en el Mini Estadi. Fue un partido en el que relativamente el Decano mejoró su imagen respeto al resto de partidos disputados anteriormente. Pero ya ni tan siquiera la actitud fue suficiente para ganar.

De entrada, Oltra sí que hizo algo nuevo y el equipo lo notó. Vimos al mejor Víctor Díaz de la temporada tras su inclusión en el lateral derecho. Por esa zona, el Recre llegó a profundizar en la primera mitad. Y es que la demanda sobre cambiar algo de lo que no funcionaba era un grito a voces.

El Recre no tenía llegada ni por la derecha ni por la izquierda. Córcoles es nulo en ataque; Víctor, lo es también cuando actúa por la izquierda. Pero
de esa modificación, a estar atado de pies y manos, va un corto recorrido que poco más le va a permitir al técnico para hacer más variantes.

Este Recre lleva sin gol desde este verano y ahí radica uno de sus muchos males. Si no llega un nueve, algo improbable, este equipo acabará pidiendo la hora cuando lleguen los primeros días de mayo. Y eso si aún está a tiempo de pedir la hora antes de pisar la Segunda División B.

Y cuando están mal dadas en un colectivo, todo sale mal. Cabrera será baja para los próximos partidos, Montoro no estará el sábado en La Romareda por sanción, Braulio igual se auto elimina de la convocatoria…En
definitiva, una situación anómala impensable cuando comenzó la competición. Y si en lo deportivo la situación es caótica, en lo burocrático las salidas están tapadas. Ayer, el presidente Pablo Comas se encogía de hombros ante la pregunta formulada sobre la fumata blanca de Hacienda. He visto al mandatario más tocado que nunca. Le veo con pocas esperanzas, si bien confiando en salir del pozo.

No me gusta pavonear de nada, pero ya le dije a Comas cuando llegó al Recre, que se había metido en un lio. Hacer una inversión sin dinero en la cuenta
corriente, deja estas consecuencias.

Sin poder fichar por falta de liquidez, con única salida de la incorporación de jugadores sub-23 que quiera pagar su club de origen, con embargos continuos, y con la cuenta de Gildoy a cero, todos debemos prepararnos para pasar malos tiempos.

Y de la misma manera que los más optimistas están esperanzados en la llegada de un nuevo inversor, yo tengo serias dudas de que alguien quiera montar una tienda de polvorones en el Sáhara.

Esta metáfora fue la misma que le puse a Comas cuando compró el Recre.