(Texto: Andrés Martín) Me gustaría agradecer desde estas líneas a nuestro alcalde haber llevado a cabo todo aquello que prometió en cada una de sus campañas electorales. Gracias por haber convertido mi Huelva en una ciudad moderna, de primera, como tanto le gusta decir.
Es maravilloso mirar a la ría desde mi nueva vivienda del Ensanche. Qué gran y moderno barrio ha levantado. Allí lo tengo a mano todo, con el nuevo centro comercial de Eroski puedo hacer todas mis compras, ya mi querido Recre no juega tan abandonado. ¡Qué barrio le rodea!
En la nueva Catedral que allí se ha construido ya tengo fecha para bautizar a mi hijo, y en un futuro quizás se case allí…
Y que decir del nuevo Palacio de Congresos. Puf, qué maravilla, no paran de celebrarse jornadas y convenciones nacionales e internacionales de gran interés. Qué maravilla. Por suerte ya contamos con la nueva estación y la llegada del Ave a nuestra capital, si no sería imposible tantos congresos de nivel. Muchos de estos visitantes se hospedan en el nuevo hotel de Isla Chica, sí, ese que se construyó donde el viejo Colombino. Allí luce un Hotel 5 estrellas, junto al nuevo centro de salud, donde los vecinos son atendidos dignamente. Mis padres, ya mayores, van por fin a un centro sanitario de barrio moderno y adaptado.
Qué maravilla poder ver todo cumplido, mi Huelva dignamente preparada. Ya quedaron atrás los solares de promesas incumplidas, los baches que hacían imposible circular calles y avenidas. Ya quedaron atrás nuestros viejos autobuses. Ya quedó atrás esas Colombinas escondidas a la Ría, donde acceder era una odisea, y a los taxis, en vez de facilitarles hacer su trabajo, se les ponían dificultades. Ya quedó atrás esa Huelva que me avergonzaba…
Uy, bueno, me lío y he quedado y llego tarde. Voy a ver si llego, he quedado para ir a pagar la contribución. Que suerte, ya no pagamos los impuestos más caros de España, aquello también quedó atrás…
¡Hasta me he apuntado al complejo deportivo nuevo! Sí, ese que ocupa los terrenos donde acumularon los fosoyesos. ¡Qué suerte que se cumpliera eso de sacarlos de allí! Nos estaban matando…
Por último un consejo, ¡no dejéis de parar por la nueva plaza Mayor! Y decían que en el solar del viejo mercado nunca se haría nada, incrédulos… ¿Es que aún no habéis tomado una tapita con cerveza en esa soleada plaza porticada? No sabéis lo que os perdéis…
…
…
¡Joder! ¿Qué llueve?
Me quedé dormido en un banco del abandonado muelle de la Río Tinto Company, pero soñé algo bonito ¿no?
Por cierto, no llovía, me cagó encima una gaviota…