(Texto y fotos: José Luis Rúa) Ya es una vieja costumbre, un ritual de la mañana cada vez que una historia, una noticia o sencillamente un argumento dan paso a unas cuantas palabras desfilando camino de algún rincón sagrado para la noticia. Todo oídos, máxima atención y un manojo de sensaciones que hacen revivir y sentir cada una de las frases del escritor. La mañana se acompaña de un café. De notas inconexas pero de gran calado. De miradas perdidas y de sonrisas efímeras.
Hoy le presto especial atención a Aníbal Álvarez, a un hombre recubierto de mil vivencias y a pesar de su apariencia serena, de sus poros emanan cientos de reivindicaciones sociales, de lucha contra la injusticia y de páginas repletas de relatos y poemas. Aún recuerda cuando a principio de los años setenta Paco Candel le dio espacio en su casa de Barcelona. Como le dieron de nuevo espacio, de chico para todo, en el periódico Solidaridad Nacional. Y llegó a Jefe de Archivo, y más tarde balbuceo por la redacción de la revista científica Jano. Y de nuevo fue archivero y más tarde redactor y al final redactor jefe. Pero la adquisición de la editorial por una multinacional, la globalización de su trabajo y la suelta de globos creativos le aventuraron a la jubilación, en 2009 y regresa a su Ayamonte. Vuelve ligero de equipaje pero con las tres razones de su propia existencia : Ayamonte, Bedelia su mujer y el siempre vivo recuerdo de su padre.
Aún podemos encontrar en la biblioteca pública “Nacido con mala sombra” su primera novela, con un prólogo propio de record Guinness por sus 50 páginas, obra de Candel. O su obra más apasionada “Llanto por un pueblo andaluz”, su obra más querida, o la más laureada. “La muerte de Pedro patera”, premio Ciudad de Valladolid. Pero lo que más llama la atención es que almacena 8 poemarios y unas 20 novelas, inéditas. Es su lucha silenciosa, su aventura más secreta, estudiar a diario como dar salida a esa creación que le ha supuesto ver la luz cada mañana.
Por esa razón, cuando hoy hablamos de “Espiral de sueño, sangre y vida”, se le ilumina la sonrisa, se siente más vivo que nunca y todo porque este próximo viernes a partir de las 20.30 horas, en el Centro Cultural Casa Grande de Ayamonte, presenta su segundo poemario al público. Lo hace en la colección “Los libros del estraperlo” de la editorial independiente ayamontina Crecida.
Mucho tiempo ha pasado desde “Un rio llamado Guadiana” hasta este nuevo poemario. Muchos sonetos se han quedado en el olvido pero mucho verso alejado de la métrica y la disciplina han ido apareciendo lentamente. Y con el poemario en la mano apreciamos que el prólogo es del propio autor y si bien él es amante del camino mas corto, a este poemario lo ha transformado en una auténtica espiral. Es como si quisiera volver sobre sí mismo, escapar por un instante a su concepto inequívoco de la línea recta y se deja envolver por una espiral constante. Espiral del pensamiento, del fuego, de la inteligencia, de la verdad, de la noche y del cielo, de la luz o del agua, del tiempo. Pero en cierto modo es normal, Aníbal Álvarez ha estudiado a Octavio Paz “le fascinaba esa figura envolvente que se circunvala así misma”. García Lorca “Mi tiempo/ avanza en espiral/La espiral/ limita mi paisaje/ deja en tinieblas lo pasado.” O García Márquez “ es como si el tiempo diera vuelta en redondo y hubiésemos vuelto al principio”.
Un poemario cargado de sentido, una estructura uniforme en la fotografía pero llena de imágenes que le rodean a diario. El lector podrá hacer suyos cada uno de los poemas este próximo viernes. El café se acaba, el tiempo se nos escapa de las manos y nuestros cuerpos se van cuarteando y al final en el aire queda la frase de Aníbal “ mpezar y terminar, ese es el misterio”. Gracias maestro.