La Zona Regable del Chanza cuenta ya con 29 jóvenes agricultores con tierras en propiedad. Los dos últimos son Beatriz Lucio Sarriá y José Antonio Nieves Alberto, dos emprendedores de 40 y 36 años que han culminado, con la adquisición de las explotaciones que cultivaban, el proceso que se abría con la concesión administrativa que le otorgaba la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural en 2004 y en 2009, cuando tenían 29 y 31 años, respectivamente. En concreto, se trata de dos parcelas de 7,08 y 8,63 hectáreas, ambas localizadas en el término municipal de Isla Cristina. La primera, cultivada de cítricos, ha incorporado también frutas tropicales como el mango) y la segunda alberga arándanos para erigirse en “ejemplos de la apuesta por la diversificación”.
La delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Josefa González Bayo, ha insistido, en este sentido, en la importancia de estas firmas de escrituras, en la medida en que “vienen a poner unos cimientos sólidos para el futuro del campo onubense”. A su juicio, “la consolidación de estos dos proyectos es un paso directo hacia el cumplimiento de ese doble objetivo de incorporar savia nueva a un sector estratégico para la economía de nuestra provincia y, al mismo tiempo, promover que el suelo sea productivo, que todos los recursos de los que disponemos estén al servicio de la generación de empleo y valor añadido”. Para González Bayo, “estamos ante un capital humano que se niega a abandonar el medio rural” y que, “al hacerlo, ha aportado empuje, vitalidad, innovación y riqueza a los municipios de la Zona Regable del Chanza”. Algo, según ha continuado la delegada, primordial en unos tiempos en los que lo agroalimentario emerge como “una vía de escape y un claro foco de resistencia a la crisis”.
La responsable de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente en Huelva ha subrayado que, con estos nuevos actos de compra, ya han adquirido suelo de fincas que estaban adscritas al extinto Instituto Andaluz de Reforma y Desarrollo Agrario (IARA) el 37,67 por ciento de los adjudicatarios. Un punto en el que ha recordado que la Administración autonómica ha promovido con esta iniciativa el nacimiento de hasta 77 explotaciones familiares agrarias en la Zona Regable del Chanza. Josefa González Bayo ha puesto en valor así la oportunidad de un programa con el que Huelva fue pionera en el conjunto de Andalucía y que se ha saldado en la provincia con la concesión administrativa de un total de 664,72 hectáreas de titularidad pública. Una superficie que se extiende desde Ayamonte y Villablanca hasta Isla Cristina y Lepe, sin olvidar Cartaya y Aljaraque.
Un marcado carácter social
El proyecto, de un marcado carácter social, contempla la asignación del suelo en régimen de concesión administrativa por un periodo de cuatro años en los que el beneficiario ha de abonar un canon. Una vez transcurrido este tiempo, el adjudicatario ya puede acceder a la propiedad de su parcela, con un precio de compra al que se le descuenta la cantidad pagada en los años anteriores. No obstante, con la mirada puesta en la continuidad de la explotación, en el caso de que el agricultor no cuente en ese instante con capacidad económica para hacer frente a la liquidación siempre puede optar por prorrogar la concesión hasta en 25 años bajo las mismas condiciones.
Desde la Junta de Andalucía, con el fin de facilitar el acceso al crédito, se ha abierto, incluso, la posibilidad de suscribir hipotecas a favor de la Hacienda Pública. Esto es algo que, en palabras de Josefa González Bayo, “se antojaba necesario, dado que a la hora de conceder los lotes se primaba el acceso a personas con escasos recursos económicos y que, en consecuencia, pueden sufrir trabas a la hora de obtener préstamos bancarios”. También se han tenido en cuenta a la hora de resolver el concurso otros aspectos como la residencia en la zona, la formación mediante cursos para la incorporación al sector y la titulación agraria.
El perfil del adjudicatario
El perfil mayoritario de los concesionarios de estas 77 parcelas, que tienen, en su conjunto, una superficie media de 8,41 hectáreas, es la de un joven emprendedor, muchos de ellos hijos de agricultores que han encontrado en el sector una salida profesional y que prosiguen, de este modo, con la tradición familiar. Otro dato a resaltar es la incipiente incorporación de la mujer. En torno al 25 por ciento de estos asentamientos están dirigidos por ellas. Los cultivos elegidos, por su parte, van desde las fresas hasta los cítricos como la naranja o la mandarina, sin dejar atrás otros productos que se abren cada vez más paso en los mercados y que aportan el extra de la diversificación al campo onubense. Entre ellos, los nectarinos, los caquis, los aguacates, las frambuesas e, incluso, frutas tropicales como el mango.