Rafael Pérez López, investigador Contratado Ramón y Cajal del Departamento de Geología de la Universidad de Huelva (UHU) y responsable de un proyecto de excelencia de la Junta de Andalucía, titulado ‘Fosfoyeso: de su evaluación ambiental como residuo a su revalorización como recurso’, ha propuesto, como solución viable a las balsas de fosfoyesos, eliminar el agua de proceso embalsada sobre las propias balsas, cubrirlas e instalar sistema de tratamiento de las posibles salidas por los bordes de aguas ácidas contaminantes, antes de que se descarguen en el estuario de la ría de Huelva.
En declaraciones a los periodistas antes de exponer su ponencia denominada ‘Evaluación del potencial de comunicación de la balsa de fosfoyesos sobre el Estuario de Huelva: directrices para su restauración’ en el marco de las jornadas sobre ‘Salud, Fosfoyesos y Contaminación. Retos Ambientales y Epidemiológicos de Huelva en el siglo XXI’, organizadas en la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva (UHU) por la Plataforma ‘Recupera tu ría’, Pérez ha remarcado a su vez que «hay que quitar el agua de proceso porque, aunque no se infiltre, es extremadamente contaminante».
En este sentido, ha precisado que las directrices generales de la restauración «no van a evitar estos problemas de contaminación asociados a la meteorización de la balsa». De hecho, ha explicado que en la actualidad las citadas directrices, que consisten en eliminar el agua de proceso embalsada sobre la balsa y en una cubierta vegetal, «no funcionan al menos en la zona aplicada, que ya se considera restaurada, ya que sigue aportando contaminación al estuario de la ría de Huelva», a lo que añade que si se aplican estas mismas actuaciones sobre las otras zonas «pues no van a funcionar y no estarán restauradas en un futuro».
El experto se ha referido al proyecto de la empresa Fertiberia, a la que la Audiencia Nacional ha exigido restaurar la zona y que propone eliminar el agua de procesos y cubrir estas balsas. Al respecto, ha señalado que «no va a evitar que la balsa siga siendo fuente de contaminación al estuario».
Así, según ha insistido, en este proyecto de restauración «se presupone un modelo de meteorización, que consiste en la infiltración del agua que hay de proceso en la parte superior de la balsa al agua subterránea que sale por los bordes», por tanto «no es real».
En este sentido, ha detallado que «la liberación de contaminante no se produce por la infiltración del agua de proceso sino que hay un ascenso de agua mareal desde la zona profunda de la balsa y ese agua, que es agua del río Tinto salada, es la que produce la lixiviación», a lo que ha añadido que, «aunque se quite el agua de proceso no se va a evitar que la balsa siga produciendo la contaminación al estuario», por lo que propone su tratamiento.
Por otro lado, ve «inviable económicamente» quitarlos de la zona, ya que considera que «el problema es el origen y el residuo no cumple la normativa europea, por lo que debería ser depositado en un vertedero de residuos peligrosos, pero en origen» con el objetivo de «minimizar el impacto que produce la balsa sobre el estuario».
99% DE METALES PESADOS PROCEDEN DE MINERÍA
Precisamente, José Miguel Nieto, profesor de Geología de la Universidad de Huelva, ha puesto en valor el funcionamiento de estos sistemas de tratamiento, construidos por la UHU con fondos europeos, para recuperar la calidad de las aguas de la ría, «en la que el 99 por ciento de gruesos de metales pesados proceden de la actividad minera de los últimos 150 años y no de la actividad industrial o agrícola».
Estos sistemas de tratamiento pasivo, según ha explicado, conllevan el tratamiento de agua ácida en origen y se colocan en las inmediaciones del entorno minero, «ya que aguas más abajo el caudal es mucho mayor y ya no son viables». Por ello, se ha colocado ya uno en mina Esperanza, en Almonaster La Real, y en junio se va a colocar otro en mina Concepción, en la parte alta de la cabecera del río Odiel para recuperar de arriba a abajo.
Nieto asegura que con estos sistemas «se podía limpiar la ría hasta el 100 por cien», a lo que ha añadido que el objetivo es «recuperar la calidad del agua en primera instancia del río Odiel, ya que el río Tinto tiene un problema en origen». De hecho, ha remarcado que se está construyendo una presa en la parte baja del Odiel, que «se supone que va a ser agua de regadío y no tendría ningún sentido si no tiene calidad».
En cuanto a la actividad de las empresas mineras, que ha comenzado a trabajar recientemente en la provincia, ha precisado que «éstas no solamente no pueden verter, sino que tienen que ocuparse del pasivo ambiental que dejaron las anteriores empresas».