La cultura, junto a la adecuada formación de los ciudadanos, es el ama de los pueblos. No tengo la menor duda al respecto. Cuando la cultura se abandona en pos de una colección de festejos a los que además, el gobierne municipal actual, trata como si le perteneciera, mal andamos. Los festejos son acervo cultural común de los ciudadanos de Huelva y perviven gracias a que los hombres y mujeres de la capital lo sienten como algo propio. Ni el PP ni ningún otro partido que se empeñase, puede adueñarse de lo que es de todos y presentarlo como un triunfo personal, al igual que el PP y Pedro Rodríguez hace con el fútbol y con el decano del fútbol.
La defensa de la cultura es un una preocupación común de todos los creadores de la misma y deberían, por lo tanto, ser sumados a cualquier proyecto de la misma y contar con ellos también, para el modelo de ciudad posible en el que los años de Pedro Rodríguez ha realizado enormes cambios pero, lamento decirlo, desde el mal gusto y en los que la construcción justificaba a la construcción, sin que haya quedado nada emblemático ni hermoso para ciudad.
Huelva es cantera de pintores, escritores (poetas y narradores), de músicos, modeladores, etc., etc., etc. No contar con ellos, no garantizar la proyección y difusión de su obra en la provincia, en el país y en el Estado español, es un craso error que nos lleva cada vez más a la idea de Huelva término cuando no, al de Huelva, la morgue. Comprobado que esto es así, el poder municipal debe hacer de la cultura, su promoción y difusión, leit motiv de su gobierno, junto a la lucha por el empleo, el pago no traumático de la deuda y el medio ambiente.
El diseño de la cultura debe ser cosa de todos y un consejo municipal de la cultura, contando con la gente de la misma y de la universidad, debe ser una idea irrenunciable para la próxima mayoría. Dado que los gobiernos de Pedro Rodríguez no han procedido, en veinte años, a contar con los artistas ni ha realizar un diseño de política cultural realizable y transversal, el voto debería estar dirigido a la mayoría posible, a aquel candidato de la oposición que lleve en su programa algo parecido a lo que estoy diciendo y que se encuentra mejor situado en las encuestas.
Veinte años seguidos de gobierno personal de Pedro Rodríguez resulta insano. Yo diría –así lo he hecho en otras ocasiones-, que algunos concejales del equipo deben pensar que han conseguido el puesto en unas oposiciones y que eso es para toda la vida. Hoy es el tiempo de una nueva mayoría que dé razones a la ciudad para desperezarse y ponerse a trabajar para que las limitaciones autoimpuestas desaparezcan de la conciencia de los onubenses y rompamos las fronteras de nuestro pesimismo. Centrar el voto en la mayoría posible es esencial para el cambio de gobierno. Mucha dispersión del voto podría llevarnos a la continuidad, en solitario o coaligado con otro, del PP y éso ya no nos lo podemos permitir.