Como todos los fines de semana, la Casa Hermandad del Rocío de Isla Cristina abrió sus puertas para cantar la salve al Simpecado. Y, como siempre, un gran número de personas se congregaron este pasado viernes al toque de la campana para dar comienzo esa oración cantada tan hermosa que Sara Cáceres y familia le dedicaron a la Virgen del Rocío, y que no era otra que la salve oficial de la hermandad isleña, obra del rociero José Antonio Monclova Rodríguez.
Sara Cáceres, acompañada por sus hijos Aimar e Iván Barberi, a la guitarra, y por Juan Luís Camacho, también a la guitarra y al Cajón Rafael Teba, continuaron con el canto de un gran número de sevillanas. El colofón lo puso la propia Sara al interpretar unas sevillanas dedicadas a las dos advocaciones que guían su vida: Bella y Rocío.
Ya el sábado fue el turno de Francisco González, quien acompañado a la guitarra por José Antonio Monclova Rodríguez interpretó la salve de los Romeros de la Puebla. Dos personas muy vinculadas y comprometidas con la hermandad desde muy pequeñitos y que saben transmitir a la hora de cantar todo el sentimiento cristiano que envuelve la vida de un rociero.
En definitiva, una noche más en la que alrededor de la Virgen se produce esa magia que los buenos rocieros saben reflejar y que contagia.