De nuevo, el pasado viernes 14 de agosto, se abrieron las puertas de la Casa Hermandad del Rocío de Isla Cristina para cantar la salve a las doce de la noche al Simpecado. Y es difícil expresar en palabras el cúmulo de sensaciones que se dan cada vez que Diego Martín Jara se coloca delante del Simpecado para rezar cantando. Una vez más, toda una alegría cada vez que se puede escuchar a este poeta que contagia la emoción que él mismo siente.
Ya el sábado, Día de la Asunción de la Virgen, de nuevo se abrieron las puertas de la Casa Hermandad y, a las doce de la noche, al toque, como siempre, de la campana, se anunció el canto de la salve. Y el silencio se hizo cuando comenzaron a escucharse las primeras notas de la guitarra de Antonio Rodríguez «El Pirata» para dar la entrada a Loli Garrido Camacho y cantar esa hermosa salve de la Hermandad de Almensilla que ella la ha hecho tan suya y que canta como si los ángeles del cielo hubieran bajado.
Y es que siempre la emoción embarga a todo el que se pone delante para cantarle y Loli no es una excepción, máxime cuando comenzó a interpretar unas sevillanas de su primo Manolo Sosa (Manolito Filomena); unas sevillanas melodiosas, tranquilas que recogen un sinfín de sentimientos y emociones.
En definitiva, todo un orgullo escuchar a esta «señora de la saeta» como es Loli Garrido-