(Texto: Alejandro V. Bellido y Rafael Núñez Rodríguez) “Un ligero viento es un encuentro. Aquí se pone de manifiesto que todavía hay sangre, que los buenos sentimientos aún no han muerto; que entre la polución, el humo y las crisis sigue una lámpara encendida y un corazón se apena por el llanto”.
Con estas palabras, Manuel Matellan define en el prólogo de la antología poética Un ligero viento recorre la marisma el porqué de recoger a todos estos autores en una antología de poesía. Llama la atención el considerable parecido que tiene con la “Antología de Poesía Joven Onubense” que verá la luz de manos de la Editorial Niebla el día 7 del próximo mes. Ambas antologías reclaman la voz de los poetas en una época en la que la contaminación y la crisis siguen siendo problemáticas de primera línea en nuestra ciudad. También se asemeja en el número de autores, puesto que ambas antologías cuentan con una nómina de poetas bastante amplia -la de 2015, 40, y la que
nos ocupa, 30-. Estos eran los autores que componían dicha antología: Diego Romero Pérez, Manuel Peña Carretero, Loly Navarro Vázquez, Ricardo Díaz Castro, Francisco Gomera López, José María Martín Izquierdo, Alfredo Macías Macías, Rosario Garrido Carrasco, Antonio Cano Pérez, Manuel Martín Gil, Gustavo Castilllo, Federico Martín Delgado, Sandalio Valera Valera, Diego Madelent Fredy, Juan José Téllez Rubio, Ildefonso Palma Muñoz, Nicolás Soler Fernández, Francisco Javier Rubio Fernández, Antonio Peregil Delay, Fernando del Moral Suárez, Manuel Hedrera Camacho, C. Vega Álvarez, José Miranda García, Ricardo Díaz Alejo, Juan de Mata Rodrigo, Juan Bautista Mojarro, Francisco Gallardo Gutiérrez, Jesús Sánchez Santos, Aurora Vázquez Martín y Dolores Izquierdo Labrado.
En esta antología, publicada en 1978, encontramos desde la poesía más influenciada por lo que en aquel momento se venía cociendo por Estados Unidos hasta la lírica más tradicional y más típicamente andaluza. Aquí tenemos dos poemas que ejemplifican bastante bien esto, lo cual es reconocible tan solo por sus títulos:
“Walk on the wild side” de Manuel Peña Carretero
Caminas hacia el alba
resbalando a miles de velocidades
sobre las olas y luego
irrumpes de pronto
mucho antes de que tus previsiones se cumplieran
en el mundo
cuajado de sonidos
repleto de ausencias de terciopelo
tal vez en tu ya dilatado presentimiento
hubo algún reflejo, alguna hora
de todo lo que ahora envuelve y acaricia
tus párpados cerrados
si solo pudieses detener
la extensión agobiante
de tus brazos sedientos
que se alejan del centro
en busca de los almohadones calientes
pero el motor
acaba de expulsar la primera nubecilla
de humo sospechosa
“Canción bajo el agua” de Federico Martín Delgado
Van secándose los campos
y renace en las besanas
la alegría del fandango
que va recitando el agua.
Mañana habrá arroyos turbios,
el pastor se queda en casa
porque llueve y los ganados
cobíjanse en las majadas…
Un primaveral preludio
renace con la esperanza
de no ver los campos secos
y las mieses destrozadas….
¡Tierras bajo el cielo azul!
¡Tierras verdes y añoradas
por la fuerza del arado
y el blanco de las fachadas!
(El agua saca poemas
de una fuente pura y clara
donde se duerme la sierra
y los poetas le cantan).
Dame la mano, andaluz amigo,
que vamos a buscar una flor
en el Paraíso Perdido.
Por un lado, vemos un poema con título en inglés (“Walk on the wild side”), que adelanta lo que nos vamos a encontrar después. Por otro lado, uno que además de estar en español anuncia que vamos a encontrarnos con una canción que va a hablar sobre elementos de la naturaleza, tal y como reza el título “Canción bajo el agua”. En el primero, se construye un poema a través de elementos de la época actual como son las “velocidades” asociadas a un vehículo a motor, el “motor” o esa “nubecilla de humo sospechosa”. En el segundo, se crea el poema a través de elementos de la naturales y pastoriles. Además, vemos claramente cómo en el poema de Peña Carretero se usa el verso libre y no se emplean signos de puntuación, mientras que en el poema de Martín Delgado, aparte de contar con los signos de puntuación correspondientes, se usa una estrofa concreta como es el romance, lo que conlleva una rima asonante de los versos pares con una métrica en octosílabos -a excepción de la segunda estrofa, aunque sí mantiene la rima asonante-.
A excepción de algunos nombres como Alfredo Macías Macías o Dolores Labrado Izquierdo, la mayoría de autores agrupados en esta antología se han perdido en el olvido y no se tienen más datos de ellos, en contraposición con los escritores de la antología 8 Poetas Onubenses, publicada en el año anterior, que sí que obtuvieron cierta trascendencia sobre todo en el panorama cultural de nuestra provincia. Parece ser que la obra no caló en la sociedad onubense de la época y que los autores se decantaron por dejar de publicar.
A pesar de los parecidos de esta antología con la “Antología de Poesía Joven Onubense” de la Editorial Niebla, vamos a intentar hacernos valer y mostrarle a toda Huelva, Andalucía y el resto de España que en la provincia onubense hay poetas que merecen sacar sus trabajos fuera del cajón. Somos conscientes de que estamos ante una antología de autores con distintas velocidades, pero si consiguiéramos que unos diez nombres de los cuarenta llegasen a publicar poemarios y fueran reconocidos, este trabajo daría más que por cumplida su función, que es, además de mostrar la poesía joven onubense en todas sus vertientes, enseñar el talento que hay en la tan injustamente menospreciada Onuba.