(Firma: Z. Peinazo) La llegada de Podemos a la primera línea de la vida política ha colocado a la formación morada que Pablo Iglesias y Cia. en el centro de todas las miradas y, como era lógico, de muchas críticas a su particular forma de hacer las cosas.

Que las críticas vengan de fuera se puede entender como lógico, en este juego perverso de la política y el arañar votos, pero cuando las quejas son internas la cuestión cambia bastante.

La formación de las listas de Podemos está causando más de un problema a una formación que, como quien dice, acaba de echar a andar y tiene mucho que aprender y que perfilar para evitar debates internos estériles e inútiles, que son una de las críticas que más hacen los ciudadanos de las formaciones calificadas por los podemitas como ‘partidos del pasado’.

Podemos, tras las elecciones generales, deberá analizar de manera concienzuda la forma de elección de lista única que ha utilizado para las Generales del 20-D. La formación morada no cree en las circunscripciones provinciales tal como están constituidas en la actualidad y, sin entrar en ese debate, lo que resulta evidente es que hay una dicotomía evidente entre la realidad de la fórmula legal provincial que permite elegir candidatos al Congreso y al Senado y la manera en la que la formación de Pablo Iglesias ha decidido cómo designar a sus cabezas de cartel.

El sistema, en lo que a Huelva se refiere, ha tenido como resultado final un galimatías importante. Primero David Bravo, abogado sevillano, anunciaba su intención de encabezar la lista por la provincia de Huelva. Luego se desdijo y finalmente ha dado paso a la también sevillana Isabel Franco, presentada este pasado viernes.

Ambos son lo que en política se denomina como ‘cuneros’, candidatos que van por una provincia sin tener nada que ver con la misma. Los integrantes de los círculos de Podemos en Huelva no son ajenos, porque viven en Huelva y conocen su realidad cotidiana, a la ‘poca gracia’ –por decirlo suavemente– que provoca en Huelva una situación de este tipo.