(Texto: J.J. Conde) Cuando hablamos de la donación altruista de sangre estamos hablando, sin duda, de un gesto solidario donde los haya, por la importancia crucial que tiene el hecho y las consecuencias que se derivan del mismo; que se resumen, en la salvación de muchas vidas que se encuentran en peligro, mismo al borde la muerte, por causa de algún accidente o de distintas enfermedades. Pues sabemos que, para hacer frente a la numerosa demanda derivada de estas causas la terapia más recomendable y eficaz es la aplicación de sangre sin pérdida de tiempo. De ahí, que insistamos, una y otra vez, en la imperiosa necesidad de materializar este gesto de solidaridad cuantas veces sean necesarias. Que no es un llamamiento baldío, porque es notorio que todavía hay un gran número de personas que no tienen una idea clara de lo que representa y conlleva el acto de donar sangre.
Siempre lo he dicho y lo repito. Para mentalizarnos acerca de la donación de sangre, es preciso que se llevara dicho conocimiento a los primeros años de la enseñanza. De esta manera, cualquier ciudadano estaría perfectamente preparado y predispuesto en todo momento a dar su sangre, dando respuesta de este modo al sentimiento de responsabilidad y civismo que desde pequeño se le supo despertar en su conciencia. En otros países de Europa, como Francia, Alemania e Inglaterra, millones de personas son donantes de sangre. Y lo llamativo del caso es que la donan con habitualidad y sin darle la más mínima importancia al gesto de donar. Lo que se debe, con toda seguridad, a un magnífico y laborioso proceso educativo iniciado desde los primeros años y acompañado de un amplio plan de información permanentemente estable. Está claro, que si estuviéramos más y mejor concienciados al respecto el número de donantes iría en progresivo aumento, y los Bancos de sangre no encontrarían obstáculo ninguno a la hora de poder ejercer sus funciones con sobrada garantía.
Leo que en la provincia de Huelva, y durante el año 2015, se registraron un total de 18.897 donaciones, de las que 18.135 fueron de sangre, 747 de plasma y 13 de plaquetas. En principio, vamos a decir que la mencionada cifra resulta válida; pero sería del todo deseable, que este número se viera incrementado a lo largo del recién estrenado 2016. Es difícil concebir, que una persona que esté normalmente constituida y que tenga un claro sentido de sus responsabilidades como integrante de la sociedad a la que pertenece, pueda negarse a donar su sangre cuando alguien se la viene pidiendo en circunstancias muy especiales. Así pues, no debe extrañar la llamada, a veces desesperada, de los Centros de Transfusión Sanguínea poniendo en alerta a la población por el descenso de la donación en general, sobre todo en época de vacaciones. Por ello, al igual que estos centros, y desde la tribuna que me ofrece generosamente Viva Huelva, un servidor también requiere al onubense para que sin temor de ningún tipo consienta en donar sangre. Que su acto, indudablemente, sería un auténtico gesto solidario.