(Texto: Javier Berrio) Hablando con un votante de Podemos, de unos cincuenta y más años y de la vieja escuela de la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores), aquélla de la FAI (Federación Anarquista Ibérica), viene a decirme que el gran mal del mundo es la «raza» judía y el Estado de Israel y que le molesta de Hitler no terminase el genocidio del  pueblo  judío. Como comprenderán, además de mi estupor, me cabe la pregunta de qué elementos incontrolados pueden haberse colado en las diferentes candidaturas de una organización tan radical como Podemos, en loa que se incluyen Señorías con oscuro expediente policial. Siendo como es Podemos un Frente Popular en sí mismo, con elementos independentistas venidos de diferentes CC.AA. más las distintas mareas, me cuestiono si en la formación de Pablo Iglesias puede haber un pensamiento homogéneo o sea tan dispar que a ellos mismo les cueste ponerse de acuerdo.

Sinceramente, lamento mucho la composición del actual parlamento y no tanto porque esté complicada la consecución de un ejecutivo razonable, como porque dudo que sea una auténtica representación de las aspiraciones sociales. Por supuesto, la legitimidad de los grupos es absoluta, pero lo que me parece es que el voto no ha sido muy meditado y que ha funcionado más el castigo a las nefastas políticas de Rajoy, entregado en cuerpo y alma a los deseos de Alemania y de los mercados, que dar lugar a una cámara de lo estable y posible..

Como Podemos se asemeja notablemente a las CUP (Candidaturas de Unidad Popular en Cataluña), entre el comunismo y el anarquismo, no sé qué se podrá sacar en limpio de ahí. Si finalmente, Pedro Sánchez es capaz de presidir un gobierno con Podemos y los separatistas del PNV y otros, no llego a entender qué clase de políticas podrían llevar a cabo. Admito, como me parece lógico, que se trataría de una reedición del indomable Frente Popular de la II República. No creo que nadie vaya a imaginar que Podemos pueda hacer suyo un programa socialdemócrata por mucho que se haya escondido ahí en las propuestas para el 20-D. Entiendo que las característica de cualquier alianza de gobierno con la «confederación» de Podemos, sería el radicalismo. Otra cosa supondría la ruptura del pacto con los votantes y, por consiguiente, la prueba de que van por a por lo que van, o sea, a por lo que la mayoría de los políticos han ido hasta ahora: conseguir un puesto representativo en la alta  Administración más que bien remunerado y con enorme ascendencia social.

¿En qué piensa Pedro Sánchez al acariciar como un tesoro la presidencia del gobierno? En mi opinión, consolidar su posición al frente del PSOE y ser nuevamente el candidato socialista en las próximas elecciones generales, se celebren cuando se celebren y, desde luego, ser presidente del gobierno dure lo que dure. Mientras tanto, paciente y aprovechando las contradicciones del sistema, Podemos se ve cada vez más cerca del confortable olor de las alfombra de los despachos o, en su defecto, con la posibilidad de ser más determinante tras un hipotético adelanto electoral.