18 diciembre 2024

Editan el trabajo fin de grado de una joven criminóloga de El Campillo

10432149_1037247169642838_1005600393193702501_nElena Trabajo Jarillo (El Campillo, Huelva. 1993) es Graduada en Criminología (Especialidad en Ciencias Forenses), por la Universidad de Sevilla, donde finalizó sus estudios en 2015. Posteriormente, ha completado su formación con un Doble Máster en Coaching y Resolución de conflictos y actualmente, está cursando un Máster en Sistema Penal y Criminalidad en la Universidad de Cádiz y un Curso de Perito calígrafo judicial, experto en grafística y documentoscopia.

La Sociedad Interuniversitaria de Estudiantes de Criminología, acaba de editar un libro con los mejores Trabajos de Final de Grado del curso 2014-2015,de seis de las promesas de la Criminología Española, siendo el trabajo de Elena “Esto no es una clase normal”: Bullying y ciberbullying. Estudio de caso en un centro escolar de Sevilla, uno de los seleccionados.

En el mismo, se refleja como los colegios no son únicamente instituciones especializadas en la educación de los más pequeños, sino que constituyen uno de los principales agentes de socialización de la vida de una persona. Tanto es así, que no sólo la educación recibida en el centro influye en la vida de un niño, sino también las relaciones que éste establece durante la etapa escolar, pues de la forma en la que se socialice dependerá, en gran medida, la personalidad del mismo y su conducta futura. En este sentido, el presente trabajo de investigación se ha basado en el estudio de un caso de acoso escolar acontecido en un centro concertado de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, localizado en Sevilla capital.

Es así como se han analizado las características del problema acontecido entre el alumnado, así como las consecuencias sufridas tanto por la víctima como por su agresora, todo ello fundamentado en un previo marco teórico que ha servido como base para el posterior estudio de caso.

1. ¿Siempre quisiste estudiar criminología?
En absoluto, cuando lo decidí estaba ya a punto de terminar 2º de Bachillerato. Recuerdo que escuché algo sobre la titulación en Criminología, pero al ser nueva, apenas había información sobre la misma y no le di mucha importancia. Sin embargo, recuerdo que un amigo mío me sugirió que la estudiase, así como otra gente de mi círculo más cercano, por lo que a partir de aquello ya comencé a informarme.
Al principio intuyes que tal vez es una locura enfrascarte en unos estudios de los que tan poco se conoce, pero es en el momento en el que estás metida de lleno en la carrera cuando te das cuenta de que verdaderamente tu intuición no fallaba, y que la gente no tiene ni idea de lo que es la Criminología. No obstante, ese aspecto ahora mismo es mejor considerarlo como un reto en lugar de un obstáculo, pues la Criminología, aparte de poseer cierto encanto por su carácter interdisciplinar, es una rama de conocimiento que, verdaderamente, hace falta.

2. ¿Por qué decidiste analizar el tema del acoso escolar en tu trabajo?

Fueron varios los motivos que me impulsaron a abordar el tema del acoso escolar.
Por un lado, ya sabía sobre el fenómeno, pues había realizado trabajos anteriores sobre el mismo, aunque el trabajo de campo de los referidos fue mucho más exiguo.
Por otro lado, quería vincular mi Trabajo Fin de Grado a las prácticas curriculares de la carrera, las cuáles me correspondió hacerlas con la Policía Local de Sevilla. El cuerpo estaba llevando a cabo charlas informativas en colegios de primaria y secundaria sobre diversos temas (acoso escolar, violencia de género, consumo de drogas y alcohol, etc.), con vistas a la prevención de este tipo de conductas. De esta forma, pretendía analizar el impacto de las charlas mediante cuestionarios que elaborarían los estudiantes de práctica de Criminología. Éste se trataba de un estudio cuantitativo, y a mí, me llamaba mucho más la atención el enfoque cualitativo, así que, mi tutor de práctica, un agente de la Policía Local, me dio acceso a un colegio en el que, al parecer, había habido un caso sobre acoso, con el fin de analizarlo y aportarle al centro información y herramientas para prevenir este tipo de conductas.

3. ¿Ha cambiado tu percepción sobre el acoso después de este estudio?

Toda investigación cambia algo en el investigador, al fin y al cabo, se trata de validar o falsar tus hipótesis de partida. Cuando inicias un estudio, te nutres de bibliografía para poder aprender sobre tu objeto de estudio, por lo que, en cierto modo, estás sesgado por lo que lees. Cuando accedes al campo, ya es otra historia. En mi caso, por ejemplo, me encontré con aspectos que no se reflejaban en la teoría, como es el carácter mutable del fenómeno, es decir, víctima y agresor intercambiaban los roles a lo largo del tiempo, y esto es algo que no suele venir reflejado en la teoría.
En definitiva, objetivamente, el acceso al campo ya te aporta bastante a nivel de investigación, pero por otra parte, subjetivamente, es el contacto con las personas lo que más te hace aprender. Para mí, el estudiar a niños ya supuso un verdadero reto, pues no es lo mismo trabajar con ellos que con personas adultas. Sí que es cierto que yo le aporté a los chicos, sobre todo información con vistas a la prevención, pero ellos me enseñaron también a mí, sobre todo a olvidar la visión propia de un investigador para tratar de ver por los ojos de un niño; me contaban sus problemas, confiaban en mí para que los ayudara, preguntaban por mí cuando no me veían en clase… Todo eso hace que cambies un poco tu perspectiva: ya no eres una investigadora que entra en el campo para estudiar a unos sujetos, eres la persona en la que esos niños confían, ante la que lloran cuando no saben resolver algo, a la que piden ayuda cuando tienen algún problema con sus compañeros. Recuerdo que en una ocasión, una niña vino a darme un abrazo con lágrimas en los ojos y me dijo que me iba a echar mucho de menos y que no quería que me fuese. Es en ese preciso momento cuando te das cuenta de que es imposible realizar una investigación con personas sin que dejes huella en ellos y que ellos dejen huella en ti. Al fin y al cabo no estás tratando con objetos a los que estudiar, sino con personas con un corazón y sentimientos… y con eso no se juega. Hay que tener especial cuidado con este tipo de estudios por el hecho de que cabe la posibilidad de que dañes a alguna persona y deben tomarse medidas de protección desde el principio.

En definitiva, se trata de una tarea ardua y costosa, pero enriquecedora como pocas, no únicamente para la investigación, sino también para el crecimiento personal y aprendizaje del investigador. Porque hay cosas que no se aprenden a través de los libros, sino de las personas y de sus experiencias.

4. En los últimos años el bullying ha pasado de sufrirse en silencio, a visibilizarse y tener gran impacto ¿Crees que la sociedad ve el acoso desde otro punto de vista?

La sociedad básicamente ve lo que los medios de comunicación quieren que vean… Por tanto, sí, la población tiene un punto de vista alejado de todo rigor científico y de un carácter simplista. ¿Por qué? Porque el fenómeno únicamente parece visualizarse en los casos extremos, cuando ya la existencia del mismo es tan evidente que el hecho de negarlo revestiría cierta necedad. Los medios de comunicación se han encargado de difundir aquella creencia de que el acoso escolar únicamente consiste en burlas, vejaciones o agresiones físicas, así como el carácter inmutable del fenómeno, es decir, quien es víctima ha sido y lo es siempre, ocurriendo lo mismo con el agresor, cuando ciertamente, la realidad es bien distinta.

En definitiva, los medios de comunicación difunden una visión basada en la desgracia de una víctima inocente que sufre a manos de un cruel agresor carente de empatía, sin tener en cuenta las opiniones de los expertos en las distintas materias. Y esto es, precisamente, lo que capta la sociedad, por lo que realmente, su percepción sobre el fenómeno no es más que la visión que los medios quieren que la gente tenga.

5. ¿Cómo vive la familia del acosador esta situación?

Sinceramente, no lo sé. Cada caso presenta sus particularidades, y no depende tanto del caso en sí como de las personas involucradas. Habrá padres que puedan detectar que su hijo acosa y traten de tomar medidas al respecto, y habrá otros que ni tan siquiera sean capaces de reparar en la conducta agresiva de su hijo hacia sus compañeros.

Normalmente, los casos de niños agresores suelen estar ligados al aprendizaje en los hogares, por lo que estilos educativos inadecuados pueden provocar conductas desviadas en los chicos. Pueden destacarse supuestos como:
Si existe una falta de supervisión o control por parte de los padres es muy probable que éstos desconozcan lo que hace su hijo o dónde está, por lo que tampoco se preocupan de los problemas en los que pueda estar involucrado. Desde esta perspectiva, tal vez ni sean conscientes de que su hijo es agresor en el colegio, por lo que no toman medidas al respecto.

Si los padres muestran actitudes crueles, pasivas o negligentes hacia sus hijos, se generará un sentimiento negativo en los niños que hará que éstos aprendan que la violencia es un medio eficaz para la resolución de problemas, por lo que es probable que agredan a sus iguales. En estos casos, si los progenitores muestran conductas crueles hacia sus hijos, cabe la posibilidad de que las agresiones que protagonicen estos últimos con sus compañeros, sea normalizada por los padres, restándole importancia y no tomando medidas para tratar de solucionar el conflicto.

Por su parte, un estilo de vida basado en la falta de comunicación entre padres e hijos provocaría que estos últimos no informaran a los primeros sobre lo que está ocurriendo. Además, la falta de comunicación podría originar que los padres no conociesen las necesidades de su hijo, por lo que no sabrían muy bien cómo hacer frente a situaciones en las que su hijo ejerciera acoso.

En definitiva, el cómo hace frente la familia del acosador al problema depende de cada caso, pues influyen significativamente determinadas variables, como por ejemplo, el estilo educativo de padres a hijos, que a su vez, podrá considerarse también como causa de la conducta desviada del chico.

6. ¿Acaba siendo el acosador otra víctima?

Es una posibilidad. De hecho, en Criminología y Victimología existe la figura de la denominada “víctima resiliente”, que haría referencia a aquella persona que hace frente a su victimización de tal forma que termina convirtiéndose en agresora. Concretamente, en el caso que estudié, el agresor inicial terminó convirtiéndose en víctima de su propia víctima. En estas ocasiones, cabe destacar la importancia de los compañeros de los chicos, cuyo apoyo es de vital importancia para el mantenimiento o desaparición del fenómeno.
Tómese como ejemplo el caso de que agresor y víctima se encuentren en la misma clase. Si el resto de niños otorga su apoyo al agresor, es muy probable que la conducta de acoso se perpetúe. Por el contrario, si éstos deciden apoyar a la víctima, puede ocurrir lo contrario: ésta última se refuerza y termina agrediendo a su agresor con el fin de poner fin a su situación de abuso, pues cuenta con el apoyo de sus compañeros y se siente respaldada.

7. ¿Cuáles son los mecanismos que un niño puede utilizar para detener el bullying a tiempo?

El primero de todos, por supuesto, la información. Para que un niño sea consciente de que es víctima de acoso, debe conocer primero qué es eso del acoso y las formas en la que éste se manifiesta. Si al niño se le ha transmitido información sobre este fenómeno, se le ha debido hacer saber que para salir de esa situación debe comunicárselo a un adulto (profesores, padres, o incluso amigos que tomen partido por él y puedan ayudarle), por lo que el segundo paso sería ése, hacer partícipe a una tercera persona que decida ayudarle y tomar partido por él.
Los casos de bullying y la alarma social que despiertan están hoy a la orden del día, por lo que es muy probable que si un profesor tiene conocimiento sobre algún caso de este tipo, ponga en marcha la maquinaria para tratar de ponerle fin al problema y prevenir futuros episodios de acoso.

8. Dentro del terreno de la criminología ¿En qué otros temas te gustaría trabajar?

Pues no lo sé. El problema de esta carrera es que cualquier tema puede aportarte algo, no sólo a ti, sino también a la Criminología en general. Por eso muchas veces tardo en decidirme a la hora de elegir un tema sobre el que hacer un trabajo, porque de todos puedes extraer mucho.
Ahora concretamente estoy trabajando en mi Trabajo Fin de Máster, que he decidido enfocarlo hacia los reclusos o ex -reclusos como población en riesgo de exclusión, investigación que me gustaría seguir continuándola posteriormente.

Quisiera agradecer su colaboración a todo el personal del centro, así como a mi tutor de prácticas y mi tutora de TFG, pues sin ellos, el proyecto no hubiera sido posible. Y por supuesto, agradecer también a los editores y a todos aquellos que han participado en esta iniciativa, su trabajo y dedicación, pues se han atrevido a hacer algo que asusta a la gente, que es darle un impulso a la criminología

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