(Texto: Paco Velasco) Que el ministerio de corto ambiente informe sobre la idoneidad del proyecto de Fertiberia para tapar la miserable herencia de las fosfocacas, me parece una atrocidad. Que la titular del ente, la señora Tejerina, tenga raíces laborales y profesionales en la citada empresa, es la consagración del disparate jurídico. Que los ciudadanos de Huelva tengamos que vivir en medio de esa hedionda basura, ya sobrepasa mi capacidad de estoicismo.
No es de recibo que el gobierno, sobre todo por estar en funciones, se rebose en la harina venenosa que cubre parte de las marismas de Huelva. Que lo haga, azuzado por la empresa vertedora de tóxicos, me repugna hasta el vómito ininterrumpido. Cómo es posible que Rajoy permita la condena vitalicia a todo un pueblo. El proyecto de Fertiberia no es tal. Se trata de un potentísimo proyectil de arsénico y otras sustancias, posiblemente cancerígenas, que se quiere ocultar en la propia ciudad como las bombas de la guerra civil. Lo que procede es desactivar el pepinazo, trasladarlo fuera del alcance de la humanidad y destruirlo sin dañar a la naturaleza. Pero esto cuesta mucho dinero, mucho menos, desde luego, del que la empresa ha ganado durante décadas, y por ahí no pasan.
Aparte de Mesa de la Ría y algunos arrojados colectivos cívicos como Huelva Nuestra o Concejal 29, qué fuerzas políticas se oponen al bombazo radiactivo que puede convertir el territorio en un cementerio al aire libre. Dónde la Junta del Psoe y dónde el Gobierno del PP. De Trillo a Fiscal, qué más me da. Dónde el nuevo alcalde de la ciudad. Dónde Caraballo, el presidente diputacional. Dónde Comisiones y UGT. Dónde.
La política, dicen, hace extraños compañeros de cama. Y es verdad. Pocos políticos han estudiado la prospectiva como instrumento de visión futura y global. La irrupción de las fuerzas emergentes bolivarianas trae causa de la desidia generalizada y de la corrupción galopante de las organizaciones adocenadas. Las fosfocacas constituyen el punto neurálgico al que se dirigen los ataques de estos radicales, de forma que un desastre ecológico es un trampolín gratuito a su voluntad de revolución inútil.
El problema de los fosfoyesos/fosfocacas trasciende la lucha política. Es un problema de salud y de dignidad cívicas. Podemos ser pobres, pero ni la apatía ni el miedo deben socavar nuestra dignidad de hombres y de mujeres. Fosfoyesos y fosfocacas, no, gracias.
1 comentario en «TERETES.
Fosfocacas.
[Paco Velasco]»
¿Será posible que a Huelva se la reconozca también en el tiempo por «El desastre de Mendaña» como ya lo fuera años atrás por su mortífero desastre la industriosa ciudad de Chernovil?….pues Sr. Velasco, no lo dude de que todo se andará. Es más, ¿usted cree que los tours operators van a mover ficha para que hagan escala en el inacabado puerto exterior de Huelva con semejante «blasón»?. Los que vivimos en esta acogedora Ciudad, unos harán la maleta y a otros, la mortaja. ¡Ay mi Huelva, navegar y navegar!….¡Ay mi Huelva, emigrar y emigrar!.