Mientras la temporada en el terreno deportivo ya ha finalizado, el recreativismo sigue en vilo pendiente en el día a día de la entidad decana y en el partido más difícil que tiene que ganar en sus 126 años de historia. Y es que el club decano necesita antes del próximo 30 de junio solventar sus graves problemas económicos, hasta el punto de que el nuevo dueño de la entidad, Felipe Cascajo, que todavía no ha confirmado la compra del club, tendrá que desembolsar alrededor de dos millones de euros para poder levantar el embargo de los derechos federativos por las denuncias interpuestas por los jugadores y empleados del club, además de hacer frente a pagos con la Federación Española de Fútbol. La firma entre las partes es efectiva desde el pasado 28 de abril pero Cascajo sigue pendiente de elevar dicha compra venta a escritura pública ante notario, requisito indispensable para que se produzca oficialmente el traspaso de poderes. Este paso sigue sin darlo todavía, por lo que en la próxima Junta de Accionistas no tendrá acceso a ella ni y podrá ejercer como nuevo dueño de la entidad decana hasta que cumpla con este requisito. La auditoría privada que solicitó Cascajo, cuyos números se conocerán oficialmente en dicha Junta General de Accionistas  y donde se conocerá la deuda real de la entidad, que ronda los 21 millones de euros, es la que debería marcar el inicio de una nueva etapa en el Recreativo de Huelva, con el fin del mandato de Pablo Comas al frente de la entidad decana y el inicio de la de Felipe Cascajo, al que se le acumula el trabajo a escasos 40 días para garantizar la viabilidad del proyecto deportivo. El tiempo corre en contra del nuevo dueño del Recreativo y del recreativismo, que sigue expectante a los movimientos para salvar de la desaparición al club más antiguo de España.