José Coca Prados, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo y profesor emérito, ha impartido una nueva Clase Magistral sobre “La tercera contaminación y la valorización energética de los residuos sólidos”, en el marco del Máster Oficial de Tecnología Ambiental, que imparten en conjunto la UNIA y la UHU, y que está dirigido por Juan Luis Aguado Casas.

Durante su intervención, Coca Prados ha manifestado que en el pasado, se ha dado mayor importancia a la contaminación del aire y el agua, por ser más perceptibles a los sentidos. Sin embargo, se ha prestado menos atención a los residuos sólidos, entre los que se encuentran las basuras, a las que a veces se da el nombre de “tercera contaminación”.

En cuanto a los residuos urbanos, según dijo,  son muy heterogéneos: restos de alimentos, plásticos, vidrios, muebles, frigoríficos, televisores, coches para el desguace, periódicos, revistas, etcétera. “Puede estimarse que se generan del orden de 2 kg de residuos por persona cada día, y esa cifra alcanza en España más de 25 millones de toneladas”, concluyó.

Para eliminar los residuos mencionados los métodos más utilizados son los vertederos controlados y la incineración. Según José Coca Prados, el vertedero controlado es la técnica más sencilla y la más utilizada. Prácticamente entre un 80%-90% de los residuos se eliminan mediante ese procedimiento. No obstante, el especialista sostiene que la legislación europea no permite abrir nuevos vertederos y “en Alemania no se utilizan desde el año 2005”.

La solución al problema de los vertederos es la incineración. “En España la incineración se emplea solo para un 10% de los residuos, principalmente en Cataluña”, manifestó el profesor. Además, ha expresado que los residuos procedentes de una incineradora presentan un doble interés: en primer lugar, es un residuo estable que puede ser utilizado como material de relleno en construcciones y, en segundo lugar, tiene numerosos productos recuperables.

La incineración, continúa José Coca Prados, permite la recuperación de energía en forma de electricidad y vapor de agua aunque su principal desventaja son los costes de inversión y operación. No obstante, con la incineración se produce un ahorro de combustibles fósiles como el petróleo y una menor contaminación del aire. “Importar electricidad de Francia, procedente de plantas nucleares y enterrar las basuras, como se hace en España, no tiene sentido”, sentenció el catedrático.

Para finalizar, dijo que la incineración “tuvo mala prensa en la década de los 80, pero que las plantas incineradoras actuales son muy seguras y cuentan con métodos de depuración de gases muy eficaces”. “Es importante que en España tomemos conciencia de la necesidad de recuperar energía de esos residuos sólidos que hoy van a vertederos controlados”.