Un año más, y como es tradicional, la procesión de Nuestra Señora del Mar ponía punto y final a las fiestas de la barriada isleña de Punta del Caimán. Unas fiestas que han venido celebrándose desde el pasado 18 de agosto cargadas de emotivos momentos y que se han convertido en una de las citas obligadas del calendario festivo isleño.
Acompañada por cientos de fieles y devotos y por la Banda de «Consolación” de Huelva, la Santísima Virgen salía puntual de su Parroquia a las cuatro de la tarde portada por una cuadrilla de mujeres ‘mandadas’ por María Casado, hermana mayor de la Hermandad y a su vez presidenta de la Asociación de Vecinos “El Caimán” para dirigirse al Monumento al Marinero, lugar en el que como cada año se rindió homenaje a los hombres que perdieron su vida en la mar tras parar en numerosas ocasiones en lugares donde les esperaban sus fieles con ramos y flores; concretamente una de las paradas más emotivas se produce en su casa de Hermandad, en la Avenida Federico Silva Muñoz donde la Virgen recibe una gran ‘petalada’.
Posteriormente la comitiva seguía su camino hacia la Lonja Pesquera, no sin antes hacer su tradicional visita a la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, lugar en el que cada año le cantan unas emotivas sevillanas.
Ya en el Puerto Pesquero la Imagen embarcaba en el “Abuela Mariana”, produciéndose así uno de los momentos más esperados de este recorrido procesional, para, seguidamente, recorrer y bendecir las aguas isleñas. Una vez realizada esta travesía, la Virgen desembarcó en la Playa del Cantil y continuó su procesionar por las calles de su barriada hasta bien entrada la madrugada.
La Virgen se recogía pasadas a las seis y media de la mañana dando comienzo a la tradicional subasta de cuadros y ramos y la puja de la Vara que en esta ocasión fue subastada por trece mil euros y con la que se quedó el matrimonio formado por Mercedes Rodríguez Sosa y Manuel de los Santos Martín, propietarios de la embarcación ‘Mercedes y Manuel’.