Tras diez horas de resistencia los activistas del campamento que Greenpeace ha levantado en las instalaciones de Gas Natural Fenosa continúan encadenados en una acción pacífica de protesta se está desarrollando en el entorno del Parque Nacional de Doñana para paralizar las obras de extracción y almacenamiento de gas en este espacio protegido.
Según han informado desde Greenpeace en una nota, el campamento «mantiene la resistencia a la entrada de la instalación, otro en lo alto de una de las estructuras en la zona del proyecto y un grupo de activistas ha parado y se ha encadenado a maquinaria de la instalación gasística».
Con esta acción Greenpeace quiere denunciar que el proyecto es tan peligroso como innecesario y aleja a España de cumplir con los compromisos que va a asumir al ratificar el Acuerdo de París mañana en el Congreso de los Diputados.
El responsable de campaña de Greenpeace, Julio Barea, ha señalado que se está haciendo «el trabajo que no han hecho las administraciones, proteger nuestro medio ambiente. Y nos mantendremos aquí hasta que cumplan con su responsabilidad de hacerlo».
En su comunicado, Gas Natural Fenosa ha afirmado que vienen trabajando 30 años sin una sola afección al medio ambiente. Sin embargo, según Greenpeace, la empresa lleva «30 años interviniendo en el entorno sin que nadie haya evaluado de forma seria y pormenorizada sus consecuencias».
Desde Greenpeace han indicado que el negocio de Gas Natural en esta zona no es extraer gas, sino almacenarlo, como ya sucedió en el almacén subterráneo Castor en Castellón, que produjo «más de 500 terremotos y una indemnización con dinero público a la empresa de casi 1.400 millones de euros».