(Texto y fotos: Blas Miguel Hernández) El cuarteto de Riotinto que se presentaba con el nombre de “Yo me comí el marrón del 82”, realizó una parodia ambientada y enmarcada en la década de los ochenta. Reclusos en una cárcel con la típica indumentaria de los “jonkis” de aquellos años, el chándal ajustado y los pelos a lo Tina Turner, utilizando en su vocabulario el argot propio de aquellos años.
Acompañándolos, un carcelero que parece tener la resaca del chófer del año pasado, al que se le cae el alma. Intervienen también la parte acusadora y el abogado defensor de estos delincuentes, los mismos que desdoblan posteriormente su papel para hacer de padres de los reos en su visita al centro penitenciario. Una divertida parodia en la que se mezclan golpes de chistes ya conocidos, algo retrae al público y otros de cosecha propia que fueron los más valorados. Los cinco componentes muestran soltura y se les ven desinhibidos en escena, fueron de menos a más.
La parodia y el tema libre son uno la continuidad del otro. En cuanto a los cuplés, se los dedicaron a la tradición que tienen los reclusos de la cárcel onubense de realizar el camino del Rocío previo a las fechas de la romería, y al enterarse los almonteños las rejas del altar de la Virgen se las pusieron electrificadas, y un segundo a su novia jonki y sus visitas en el bis a bis.
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