Si se observa un poco los diferentes sectores económicos se podrá ver que el término ‘low cost’ ha arrasado en el mercado. Hace relativamente poco tiempo (algo más de diez años atrás) si le hubiesen preguntado a cualquier consumidor si estaría dispuesto a comprar ropa con arrugas o a tener que pagar un extra por su maleta o tarjeta de embarque a la hora de viajar, lo más probable es que se hubiera escandalizado. Concretamente en España la crisis que azotó el país (a partir de 2008) cambió este concepto para nunca volver atrás. A sabiendas de que el consumo caía, diferentes empresas buscaron la mejor manera de seguir manteniendo sus ventas y esto pasó, en muchos casos, por eliminar intermediarios.
Así, no es de extrañar ver nuevas compañías prácticamente en todos los sectores: vacaciones low cost, viajes low cost o compañías de teléfono móvil low cost. Éstas últimas han pasado de poder contarse con los dedos de una mano a verse por decenas. No confundamos términos, sus servicios no son peores por ser más económicos, sólo son eso, más baratos y el público lo ha agradecido colapsando este sector. Una buena manera de cerciorarse de que esto es así es buscando lo que dicen los usuarios sobre estas empresas. Busca en internet, por ejemplo, la opinión de Lowi (uno de los operadores de bajo coste más conocidos) que tienen sus clientes y verás que todo lo que dicen sobre este operador móvil virtual es positivo. Los clientes no mienten.
Aunque se vaticinó que lo ‘low cost’ sería, más bien, una tendencia pasajera como la moda y que se iría por donde vino, esto no ha ocurrido. La economía se ha ido recuperando pero los usuarios también han llegado a apreciar lo que supone contar con un coste más bajo por bienes y servicios. De hecho, se calcula que en España cerca del 75% de la oferta del sector servicios proviene de franquicias ‘low cost’. ¿Qué tienen para ser tan irresistibles?
- Unas ofertas llamativas. Este tipo de empresas han sabido conectar con su público objetivo y ofrecerle, exactamente, lo que necesita por un precio módico. No se tardó en ver que la respuesta era tan positiva como cabía esperarse.
- Supieron adaptarse. Precisamente es en tiempos de crisis y cambios cuando se puede observar si una empresa puede mantenerse a flote o no. Y las empresas ‘low cost’ lo hacen mejor que nadie. Son capaces de ajustarse el cinturón hasta que ya no hay más agujeros. Quienes están detrás piensan en la mejor estrategia para conseguir beneficios, sin dejar de prestar un buen servicio y manteniendo un bajo costo. En este mismo sentido, han sido capaces de adelantarse a las nuevas necesidades y ofrecer lo que se esperaba.
- Estabilidad. Del lado de quien se quiere sumar a tener una franquicia ‘low cost’, ésta opción resulta muy interesante para comenzar porque, normalmente, se cuenta con una marca ya afianzada y se sabe que la respuesta del público será buena.
- Más sencillas y más prácticas. Las empresas ‘low cost’ han sabido ver qué partes de la cadena de producción eran prescindibles y han acabado con ellas. Así, el servicio que ofrecen es sencillo, directo y rápido. Se han eliminado ciertos extras, pero sólo aquellos que el público puede pasar por alto y que prefiere que no estén si eso supone su ahorro.