(Texto: Paco Morán) Como los ingleses inventaron la figura de William Martin, Vicente Simón creó su propia figura para pasear por Huelva arrimándose a gente inocente y no tan inocente, a saber para qué.
Y utilizó el cartel que el Recre había puesto en su ventana, para posicionarse como único representante de una empresa que aspiraba a comprar el Decano.
Diez millones que había que poner sobre la mesa, alguien que no tiene ni para un vaso de vino blanco Don Simón. Y no digo lo del vino con ironía, sino que es una realidad la que cuento.
El tal Vicente Simón, cuyo nombre leí y oí en medios de comunicación un mes antes del fallido intento de compra, ha hecho perder el tiempo a unos señores que podían haber estados haciendo otras cosas más productivas. Este hombre sólo existió en la realidad virtual que se había montado. Hizo al recreativismo tener una nueva ilusión.
Incluso recuerdo que cuando tomábamos un café mi amigo Tenor y yo una vez que Pepe Fernández entregó el sobre en el Registro le dije: Tenor, no celebremos nada, ya que el Recre no será vendido hasta no pasar por notaria toda la documentación.
Claro, cuando la Mesa de Contratación abre el sobre, había menos papeles que el que tiene un globo de bebes. Y es más, los poquitos que había, sería cuestión de dárselos a un perito calígrafo. He dicho.
Y es que algo me extrañaba, dado que al tirar del hilo y no encontrar al tal Vicente Simón por ningún sitio, me entraron muchas dudas. Bueno, aparecía como inquilino en un despacho de un edifico de empresas en Bilbao. Lo que se llama un vivero de empresas. O sea, de esas oficinas en las que se paga 150 euros al mes. Si debe alguna mensualidad lo desconozco
La gente que llegan desde fuera hablando bien y con halo de seductor, hay que desterrarla cuando intenta engañar como ha engañado en Huelva.
Se ha reunido con mucha gente, pues bien, les doy un dato fidedigno: con todos los que se ha reunido no ha pagado ni una sola vez las comidas.
El tipo tuvo el morro de meterse en una reunión del Partido Popular sin ser invitado y con la idea de salir en fotos. Al final resultó que el pequeño Nicolás lo tuvimos por Huelva. Ojalá no vuelva más.
1 comentario en «DESDE MI CABINA: Vicente Simón, ¿otro pequeño Nicolás?»
Otro igual que Cascajo