Por segundo año consecutivo se desarrolla el curso “Por sus vinos los conoceréis”, en la última semana de los Cursos de Verano de la UNIA en el Campus La Rábida.
El objetivo ha sido “desmitificar el mundo del vino y permitir que los jóvenes se acerquen a los personajes que están detrás de una botella de vino”, ha comentado Eusebio Pérez Pastor, director del curso, en declaraciones realizadas en una rueda de prensa. Este espacio ha permitido, para que los interesados, conozcan quiénes y cómo son los autores de los mejores vinos de España.
El curso, es un instrumento que permite que los bodegueros de vinos puedan dar a conocerse, cuenta con un elenco inmejorable -algunos de tradición centenaria como los De Alvear, y otros más recientes pero de gran reconocimiento como son de la Bodega Remírez de Ganuza- “son personas que no hacen vino por dinero” afirmó Pérez Pastor.
María De Alvear, que representa a la octava generación de una familia legendaria en el mundo del vino -que iniciaron en 1729- se muestra orgullosa de pertenecer y contar con este legado. “Estoy encantada de estar presente en este curso, para presentar las joyas que tenemos y los proyectos nuevos”. Refirió que su producción se ha caracterizada por la producción de vino en bodega, pero que están trabajando en un proyecto nuevo llamado “Tres miradas” en la zona de la sierra Montilla, que pretende tener una aproximación a la producción de vinos de parcela, para mostrar en cada botella el territorio de calidad y la diferencia de la producción de vinos, determinada por la altura y la orientación de los viñedos.
Fernando Remírez de Gamuza, representa a una naciente generación, recuerda que de niño odiaba las viñas porque era un lugar en el que debía cumplir sus castigos, sin embargo con los años pasó de comerciante a vinicultor, cuando le surgió el ‘gusanillo’ de experimentar en la producción de vino –de eso ya han pasado 38 años.
Empezaron dice a hacer vinos diferentes para poder ser competitivos en el mercado, utilizando técnicas como el trasnocho y la maceración carbónica, con lo que ha logrado gran reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Hoy a sus 66 años de edad, “creo que he vivido siempre bien, porque he vivido a gusto” afirma, añadiendo que en esta profesión se necesita “afición, conocimiento, vocación y dinero; y que luego lo reconozcan”.