(Texto: Paco Morán) El Recreativo ayer volvía al Pleno municipal y no será la única vez en esta temporada cuando veamos al Decano ser punto de debate. Esto es únicamente un aperitivo.
Todas las opiniones y votaciones de los concejales deben ser respetadas.
Ni hay que aplaudir a los que votan que sí, ni gritar a los que votan que no. Yo no soy muy sospechoso de votar a Izquierda Unida porque mis ideas liberales me lo prohíben. Pero sí hay que tener respeto y no criminalizar a quien en el tema Recreativo vote que no a la salida del dinero público para paliar la deuda del Decano. Nos guste o no, la intervención de Pedro Jiménez (IU) estuvo llena de coherencia. Somos muy dados en Huelva a quien hace alguna crítica sobre el Decano a calificarlo de antirecreativista.
Nadie tiene la potestad de repartir carnet, ni catalogar a nadie. Si vemos a nuestro club con fanatismo, nunca tendremos tiempo para ver los errores que podrían dañarle.
De haber sido concejal, yo habría votado que sí al pago de 350.000 procedente de las arcas municipales para pagar ese primer aperitivo que reclama la Seguridad Social al Recre, pero entendería que habríamos llegado a esta situación por dos razones:
1º- Porque el equipo de Gobierno ha querido hacer las cosas solo sin la ayuda de los demás concejales de la oposición.
2ª- Por demorar el proceso de venta hasta el límite de tener que tragar con lo que los prestamistas han querido.
Y han querido diez años de un contrato que los onubenses y recreativista no verán jamás. O sea, los onubenses pagarán las copas, pero no las podrán probar.
En definitiva, dos razones nos han llevado a un callejón sin salida en el que el Ayuntamiento sí o sí deberá pagar toda la deuda del Recre con Hacienda y Seguridad Social. Es más, ya no sólo por la supervivencia del Decano, sino porque no podría optar este Ayuntamiento a las subvenciones autonómicas, estatales y europeas mientras tuviese deuda con otras administraciones.
De ahí que nos guste o no, la intervención del portavoz de Izquierda Unida, Pedro Jiménez, estuvo llena de coherencia. No seré yo desde luego el que me tire a la yugular de él en este asunto. Pido respeto a su decisión, aún encontrándome en las antípodas ideológicas de esta formación. En la intervención de ayer nadie le podrá reprochar que no estuviera muy acertado.
