El Hospital Juan Ramón Jiménez ha atendido cerca de 800 pacientes durante el primer año de funcionamiento de la Unidad para Pacientes con Insuficiencia Cardíaca Grave, puesta en marcha el pasado verano con la finalidad de realizar un seguimiento más estrecho a los pacientes de mayor riego y peor pronóstico. Estas unidades monográficas disminuyen el número de ingresos hospitalarios y mejoran el curso de la enfermedad, repercutiendo positivamente en la calidad de vida de estos pacientes.
La insuficiencia cardíaca es un síndrome derivado de la incapacidad del corazón para bombear la sangre adecuadamente y poder llevar el oxígeno y los nutrientes al resto del organismo, manifestándose principalmente por dificultad para respirar, edema en las piernas y cansancio. Es una enfermedad crónica muy prevalente, que afecta al 7 por ciento de la población española mayor de 40 años y constituye la primera causa de ingreso hospitalario y de mortalidad por encima de los 65. Estos pacientes requieren de un manejo multidisciplinar, fundamentalmente del médico de atención primaria y del especialista en medicina interna, además de otros.
La Unidad de Insuficiencia Cardíaca concentra la atención sanitaria del grupo de pacientes con la enfermedad más avanzada y un mayor riesgo. El objetivo es realizarles un seguimiento muy de cerca, indicándoles el tratamiento más adecuado en cada caso, bien sea en consulta, hospital de día o en hospitalización convencional, según la complejidad, disminuyendo el número de ingresos y acortando la estancia, adelantándose a episodios de descompensaciones más graves que requerirían una asistencia de urgencia.
En este sentido, a los cerca de 800 pacientes atendidos en la Unidad, se les ha realizado más de 2.200 atenciones en consultas externas. De ellas, alrededor de un 4% son consultas no programadas, es decir, los cardiólogos han atendido de manera inmediata a pacientes que están siendo vistos en otras unidades y presentan una descompensación que requiere una rápida actuación.
La actividad se realiza también en el Hospital de Día Médico, un dispositivo potenciado recientemente con la incorporación de dos nuevos puestos específicos para Insuficiencia Cardíaca. En este sentido, cuando el facultativo aprecia una serie de síntomas en el paciente que predicen una descompensación, se le administra en el hospital de día de manera precoz, un tratamiento intravenoso y otros fármacos para el corazón durante unas horas que requieren supervisión del cardiólogo, evitando la recaída del paciente.
En términos de resultados en salud, la Unidad de Insuficiencia Cardíaca para pacientes Graves supone evitar entre un 15-20% de los ingresos hospitalarios, al prevenirse las descompensaciones, lo que redunda en una importante mejora de la calidad de vida de estas personas y en el pronóstico de la enfermedad.
En la actualidad, se dispone de grandes avances terapéuticos para el abordaje de la insuficiencia cardíaca que permiten adecuar el tratamiento de cada paciente según el grado de evolución de su enfermedad. Éstos abarcan desde el tratamiento con medicamentos hasta el trasplante cardíaco y los dispositivos de soporte mecánico (‘corazones artificiales’) para los casos más extremos, pasando por el campo del diagnóstico por imagen, el uso de fármacos avanzados, procedimientos de cateterismos cardíacos y dispositivos para el tratamiento de las arritmias (resincronizadores y desfibriladores), entre otros.
Es preciso tener en cuenta que se trata además de un grupo de pacientes que suelen presentar otras enfermedades asociadas (principalmente hipertensión arterial, diabetes, cardiopatía isquémica y fibrilación auricular), suponiéndoles cada recaída e ingreso hospitalario un empeoramiento de su estado físico y de su pronóstico, por lo que resulta fundamental prevenir las descompensaciones.
El rol de la enfermería especializada resulta fundamental, llevando a cabo la educación integral con el paciente y haciéndole partícipe en el adecuado control de los factores de riesgo, que constituyen una parte fundamental del tratamiento. Por ello, se realiza una vigilancia estricta del peso y la dieta, la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, el abandono del tabaco y la realización de determinado ejercicio físico. Asimismo, se le instruye en los signos y síntomas de alerta, asesorándole acerca del dispositivo sanitario al que debe acudir, centro de salud o urgencias, en función de la gravedad de los mismos.
Los cardiólogos de la unidad realizan un abordaje global del paciente valorando además cuándo el tratamiento médico no es suficiente y es susceptible de beneficiarse de un manejo más invasivo, coordinando la atención con las unidades especializadas para una adecuada resolución.