“Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: El que no recibe el Reino de Dios como niño, no entrará en él” (San Marcos).
….”Entonces Jesús tomó a un niño y lo puso a su lado y les dijo: El que recibe a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe a aquél que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es más grande”. (S. Lucas).
El 20 de noviembre es un día extraordinariamente importante para la infancia. Desde1954 se celebra el “Día Universal del Niño”. En 1959 se adoptó la “Declaración Universal de los Derechos del Niño”; y en 1989 la “Convención de los Derechos del Niño”. Es el más universal de los Tratados Internacionales. Se pretende con ello, sensibilizar de un modo especial la trascendencia que tienen nuestros niños y niñas; colocarlos en la zona nuclear en la relación humana y luchar contra la vulneración que sufren de sus derechos.
Por otro lado, y además de los derechos que les corresponden, tenemos que hacer un reconocimiento claro y objetivo de las obligaciones que con ellos tienen los padres y madres, los gobiernos, los entes públicos y en general la sociedad, para que no se subviertan y estén plenamente garantizados.
Las Naciones Unidas, celebran este día y se lo dedican a todos los niños y niñas del mundo, celebramos lo conseguido y nos acordamos de todo lo que nos queda por hacer.
Salud, Educación y Protección son el mayor objetivo que tenemos que tener presente sin tener en cuenta raza, religión o cualquier otro tipo de discriminación que pudiese alterar la igualdad de las que todos ellos deben gozar..
Son 54 artículos y 2 disposiciones adicionales. Siendo todos importantes, quiero señalar los más trascendentes y que todos debiéramos conocer como:
DERECHO A LA VIDA.
DERECHO AL JUEGO.
DERECHO A OFRECER SUS OPINIONES.
DERECHO A TENER UNA FAMILIA.
DERECHO A LA SALUD.
DERECHO A LA PROTECCIÓN CONTRA EL TRABAJO INFANTIL.
DERECHO A UN NOMBRE Y UNA NACIONALIDAD.
DERECHO A LA ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN.
DERECHO A VIVIR EN ARMONÍA.
DERECHO A LA EDUCACIÓN…..
Sin embargo y a pesar de los avances logrados, los progresos han sido desiguales. Todavía muchos gobiernos no conceden aún la importancia que merecen los derechos de la infancia. Siguen muriendo 12 millones de niños menores de 5 años por causas que se podrían prevenir, 130 millones no reciben enseñanza primaria y 160 millones que padecen desnutrición grave o moderada.
Nuestros niños y niñas han recibido una promesa, que es garantizar el cumplimiento de sus derechos, derechos que están “ratificados pero no garantizados”.
A veces la lucha sería tan sencilla como propiciar el uso de mosquiteras para prevenir el paludismo; el acceso a agua potable, saneamiento e higiene que evitarían enfermedades como la diarrea y el cólera; los servicios de atención primaria para atajar enfermedades infecciosas y respiratorias. Todas estas actuaciones salvarían millones de vidas y su costo, no es ni caro ni difícil; no está fuera del alcance de los Estados ni de la Comunidad Internacional.
Todos tenemos derechos, adultos y niños. La gran diferencia es que los adultos podemos pelear por ellos y exigir que se cumplan. Los niños necesitan de nosotros para que sus derechos sean respetados y deben ser inalienables, irrenunciables, innatos e independientes para una buena infancia.
El niño debe ser protegido, no sólo por su familia como grupo primario, también por el Estado y la sociedad entera. Sus derechos son tan simples como amplios son los aspectos de la vida. Esos derechos incluyen aspectos antes incluso de su nacimiento. En la antigua Roma se hablaba del derecho a través del concepto del “nasciturus”.
Quizás de todos ellos sea la Educación el derecho más relevante. La educación es el arma más poderosa para transformar el mundo. “LA VIDA DE UN NIÑO DEPENDE POR COMPLETO DE SU EDUCACIÓN”. “PARA EDUCAR A UN NIÑO HAY QUE AMARLO” (S. Marcelino Champagnat).
A todos se nos parte el corazón al ver imágenes de niños con una delgadez extrema, con un fusil al hombro, en vertederos y en minas haciendo trabajo de hombres, en playas yaciendo inertes en la arena, usados en pornografía, violentados física y emocionalmente en las guerras.
Nos sentimos a menudo tan alejados de algunas de estas circunstancias que parece nos fueran ajenas, y no es así. En cada uno de nosotros hay armas imponentes en nuestra acción diaria como educadores; manifestando nuestra generosidad en entrega a proyectos próximos y lejanos; con nuestra actitud y amor hacia ellos.
Celebremos con alegría este 20 de noviembre; con alegría y con la responsabilidad extrema de lo que significa y de lo que podemos hacer con cada uno de estos seres maravillosos que son nuestros niños. Conozcamos y reconozcamos sus derechos, porque conociéndolos, es más fácil